El espejo enterrado #21, una columna de Daniel Luna
A pocos días de conmemorar el 111 aniversario de la Revolución Mexicana, continuamos con la revisión de la literatura surgida de este momento histórico. Después de Nelly Campobello y su visión transversal de la lucha, sigue leer las consecuencias políticas de la anarquía en la segunda década del siglo xx.
Un movimiento de estas magnitudes no termina con buenas condiciones. La realidad es que al final del conflicto la sociedad mexicana adoptó uno de los peores vicios políticos que arrastra hasta la actualidad. La desconfianza entre las personas individualizó los procesos de reconstrucción nacional y el mejor retrato de esta situación es la novela La sombra del Caudillo de Martín Luis Guzmán. Una novela esencial para entender la vida en el México postrevolucionario.
Primero, el autor fue un ensayista, periodista, diplomático y revolucionario quien se vinculó con Madero y posteriormente continuó luchando con las fuerzas constitucionalistas que combatían al régimen de Victoriano Huerta. Como testigo directo del campo de batalla cuenta con una serie de obras destacadas por su característica testimonial de entre las cuales resalta la historia que se comenta en este espacio.
La sombra del Caudillo es una novela la cual describe uno de los crímenes de estado más terribles de la historia mexicana señalando directamente a los expresidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Dicha característica censuró varias veces el trabajo de Guzmán emigrando su publicación a España en 1929. Años después, cuando el Universal trajo la historia por entregas, se prohibió de nueva cuenta su lectura. Incluso cuando pasó a un formato cinematográfico en 1960, se volvió a reprobar su proyección en salas nacionales. Esta actitud remarcó con fuerza la atención en el secreto que por tanto tiempo se intentó ocultar, pues lejos de la ficción se muestra una tratado de la naturaleza política en la historia moderna de este país.
En cuanto a la diégesis de la novela, esta cuenta cómo durante el gobierno del último caudillo en píe, el ministro de guerra Ignacio Aguirre recibe la propuesta de la candidatura a la presidencia en oposición a Hilario Jiménez, ministro de Gobernación y favorito del actual presidente.
Al principio, el general Aguirre rechaza la idea por temor a enemistarse con las grandes figuras del país. Lamentablemente, al mismo tiempo suceden varios episodios de corrupción en la Cámara de Diputados; altercados en una convención campesina en Toluca, acusaciones recíprocas de traición, riñas a balazos, secuestros y torturas. El presidente caudillo, Álvaro Obregón, niega categóricamente toda acusación en contra de su candidato y sugiere a Aguirre abandonar las intenciones de los demás miembros de la política mexicana quienes lo apoyan más que nunca. No obstante, este dimite y acepta la candidatura. Es a partir de este momento cuando inicia la lucha por la presidencia de una nación que se cae a pedazos. El ímpetu de la guerra contra la malicia de la gobernación.
Este México que leemos en La sombra del caudillo es un proyecto carente de ideales los cuales se enterraron junto a sus autores; Villa, Zapata y Carranza. El resultado de esto es el ambiente corrupto en el cual se anhela el poder por el poder y no por la voluntad de un cambio benéfico para la mayoría. Un discurso que recuerda la crudeza de la realidad pues los héroes mueren en las trincheras y quienes sobreviven son quienes jamás moverían un centímetro de tierra por alguien más.
Dicha disonancia cognitiva entres las creencias y los actos que llevaron a la Revolución quedan superfluos en la memoria. Aquellas grandes figuras yacen bajo tierra, sobre de ella están solo los hombres que sobreviven acosta de los otros. Quienes madrugan a los demás o cómo se dice en México; los ejecutores de la ley de herodes “o te chingas o te jodes”.
La frase mencionada es la piedra angular en la cual se construyó la política actual. Desgraciadamente ya no hay caudillos, división del norte o zapatistas, pero si tenemos las historias como esta. Novelas que si bien recuerdan las injusticias también ayudan a sobrevivir a la esperanza gracias a estas decisiones impulsoras de grandes cambios que no tienen nombre ni tiempo específico. Mientras existan la corrupción y la avaricia, siempre regresarán los buenos actos con diferentes personificaciones para reiniciar el ciclo y gritar juntos Tierra y libertad.
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