Tríada Primate

La plataforma DEFINITIVA de Humanidades

Yosselin Islas, Llena eres de Gracia | Transgresiones #01

Transgresiones #01, una columna de Brenda Cedillo Martínez


El día de hoy iniciamos con la creación de un nuevo espacio: Transgresiones. Un lugar de reflexión poética desde un ojo lunar y de reseñas sobre la poesía desarrollada por mujeres contemporáneas en Latinoamérica. El espacio se logrará construir desde los cimientos de Tríada Primate, plataforma humanista que tiene su casa en Perú. Agradezco por la confianza depositada en este proyecto.

Deseo continuar con una pregunta necesaria: ¿por qué decidir leer a mujeres poetas y hablar sobre ellas y sus obras? Por ahora quisiera dejarlo en pocas palabras. Tomar la decisión de leerlas, es elegirnos entre la multitud de valores y juicios que indican a no prestar atención a nuestra creatividad, sentires y pensares, por ser lugares comunes o exageraciones histéricas que no valen la pena ser escuchados. Durante una cantidad absurda de tiempo, nos han invitado u obligado a silenciar nuestros diversos saberes, que han germinado por la toma de conciencia de nuestro cuerpo/a, de nuestro devenir en el mundo que no es igual al de los hombres. A pesar de esta injusta tradición, hemos elegido tomar la palabra y crear universos artísticos alternativos, mundos que atiendan las necesidades y que recojan las experiencias de las mujeres, las cuales no son exclusivas de la subjetividad, como se nos ha tratado de convencer por siglos.

He ahí también por qué “transgresión” es una de las palabras más bellas. Los saberes femeninos han transgredido las formas, los modelos, así como los sistemas simbólicos que aún se construyen desde los ojos solares y patriarcales, los cuales aún se continúan desarrollando a través de creaciones artísticas como la literatura, las artes plásticas y el cine.

Por tal, Trasgresiones ha optado por abonar el terreno de la literatura escrita por mujeres, porque leerlas y hablar de ellas es elegirlas, elegirme, elegirnos. Es de esta manera, en que nosotras alimentamos y defendemos este territorio de la palabra, de la poesía.

En esta elección y como primera entrega me complace iniciar con una reseña sobre la obra Llena eres de Gracia, poemario publicado en 2020 por Yosselin Islas[1], mujer poeta y abogada feminista. No me parece superfluo mencionar su perspectiva púrpura del mundo, pues lo encontramos relevante al leer las diversas temáticas femeninas en su poemario. En esta obra, Islas recoge el poder de la palabra como daga o piedra, es decir, en su forma destructora, pero también la forma de la palabra que hace florecer. Estas diversas formas son posibles leerlas, gracias a que comparte sin miedo y tras un proceso terapéutico amplio, temas que atañen a nuestra experiencia femenina.

Es un libro intenso, complejo de leer pues, cada texto atraviesa desvelos y dolores de muchas. No es para cualquiera, es para quienes buscan explorar el miedo y la tristeza desde sus venas, descarnado.

Algunos medios, como la Jornada Hidalgo, han interpretado esta complejidad e intensidad con cierto tinte pretencioso, al recalcar que, por las temáticas que aborda, es un libro incendiario que convoca a la movilización feminista. Sin embargo, no considero justo reducir Llena eres de gracia a un libro incendiario, pues, su escritura se expande a través del vehículo de la poesía más allá del grito o la llama, incluso en temáticas. Si bien encontramos temas como aborto o sobre violencias de las cuales somos sujetas por ser mujeres, incluso, de la pérdida gestacional, también es posible reencontrarnos en otros temas fundamentales como el suicidio, desde la perspectiva terapéutica existencial, hasta la denuncia constante de estereotipos divinos.

Una virtud que deseo señalar de la autora -y que agradezco-, es la valentía de enunciar temas que en diversas latitudes en este siglo XXI son prohibidos. Puesto que, al nombrarlos, existen, toman estructura y reconocemos su relevancia al encontrarle un rostro.

En otro orden de ideas, las diversidades tonalidades del poemario son refrescadas por un dinamismo estilístico; en ocasiones Yosselin tiene una voz en ritmo de prosa que roza en lo poético, y en otras es un canto poético desgarrador surgido desde el ovario. Tal oscilación me recuerda a algunos poemas de Pizarnik, donde la impotencia y frustración del no reconocimiento del Yo se atienden con poesía. Poemas como en Coro II: Ya no quiero ser parte de nada y estar a la orilla de todo. O en el poema Erebo:

Aquello que anhelo ser
se ve distante.
Ceniza que no se renueva,
brasa sofocada,
polvo que el viento recoge,
apenas un simple intento.
Nunca fui ave,
nunca fui fuego,
nunca fui nada.

Son textos que me recuerdan a los pensamientos más profundos que suicidas o potenciales suicidas hemos tenido.

Por otro lado, aunque en su discurso poético muestra un constante rechazo a lo divino, encontramos un poemario lleno de oraciones, cantos y plegarias breves, las cuales son resignificadas con la finalidad de hacer la voluntad de ella, pero no la de ÉL, el dios masculino. Esto es un interesante movimiento de transgresión femenina para retomar su poder.

Otro poema al que deseo hacer referencia es Redención pues si bien no me rompió, sí se insertó en mi corazón de un modo tan sencillo como meter una aguja en un cojín de alfileres, no pude evitar leerlo desde mi experiencia, debido a que estuve luchando hasta hace poco con el sentimiento de dejar todo, de irme por el camino de la muerte para reconciliarme con la vida.

Para cerrar, quisiera agregar que el poemario le acompaña un sentido nihilista, sin embargo; hay sigilos sobre el duelo de vivir. No es un nihilismo del tipo “no me importan nada y nada tiene sentido”, sino un nada tiene sentido por resignación. En contraste a esto, me gustaría señalar el poema Últimas voces, porque es de los poemas que parecen darle vuelta este matiz nihilista que impregna casi todo el libro, mostrando la experiencia de cuando el otro/la otra nos ve, nos encuentra y nos nombra, existimos, somos, nos convertimos en sujetos/as, personas que existen no como una amalgama de los otros, sino como seres independientes. Aquí un fragmento de Últimas voces:

me toco el rostro y aparecí entre
luces violetas.
He renacido como aquella
que encuentra el sentido
de su absurdo andar por este mundo
desangrado.
Mi sombra cambia de tono, de forma.
Mis dedos se extienden
para reconocer su cuerpo
con una nueva voz reverberante,
aunque mis pies sigan enraizados a
la misma tierra seca que espera a
caernos encima, para amordazarnos,
un par de siglos más.

Bajo los ojos de este cielo absurdo, es aún posible reencontrarnos en el poder de la palabra y su expansión en nuestro espíritu, como es el caso de este poemario, Llena eres de gracia. A continuación, les compartimos un par de poemas de este maravilloso libro, con el deseo, pueda ser reeditado y distribuido en otras partes de Latinoamérica.

JACULATORIA DE FÁTIMA

Oh, Jesús mío, perdona nuestros pecados,
líbranos del fuego del infierno…
El Santo Rosario

Camino con mi “producto” a rastras,
maldiciendo el sendero oscuro
al que me condené hace más de 10 años.
Las cuentas del rosario no han sido suficientes
para elevarte y liberarnos.
Privados de toda muestra de compasión,
intento sepultarte en lugares sagrados,
pero te destierran como a un sinsentido,
aun siendo tú, partidario del encuentro.
Te exhumo cada que se apaga la vela, porque
el final no siempre es una cruz de cal a los 9 días,
el final, lo hemos perseguido sin el valor de alcanzarlo  
¿Si te suelto, qué sería de nosotros?  
Habitamos en los lugares que no se nombran,
te miro de frente para recordarnos indispensables
compañeros del reniego humano,
despreciados, sin derecho a redimirnos
desde que nos concibieron por
motivos que la conciencia no alcanza a entender.
Sin ceremonias dignas de despedida y
con letanías tortuosas:
“Lleva al Cielo a todas las almas,
especialmente a las más necesitadas
de Tu Misericordia”,
lo he repetido hasta que las lágrimas de María
se acabaron en mis manos.
¡Cómo quedarme en esta vida, si estoy unida a lo que perece,
cómo vivir la vida, si no es unida a tu muerte!

EREBO

Aquello que anhelo ser
se ve distante.
Ceniza que no se renueva,
brasa sofocada,
polvo que el viento recoge,
apenas un simple intento.
Nunca fui ave,
nunca fui fuego,
nunca fui nada.

[1]Yosselin Islas (1996, Hidalgo, México). Feminista, escritora, poeta y abogada. Editora en la revista digital “Aleteo Poético”. Ha publicado en la antología “Mirada, palabra, poesía” (Editorial UDG, 2020), en la antología “Selfie Poética” (Complejo Cultural de los Pinos, 2020) y en las revistas digitales “Ablucionistas” y “Aleteo Poético”. Autora del libro “Llena Eres de Gracia” (Editorial Los Ablucionistas A.C, 2020). Participante del 9° Festival Internacional de Poesía Ignacio Rodríguez Galván 2019 y del World Festival of Poetry WFP-21K.