Le Cinéma Sauvage #04, una columna de Cristian “Lítost” Gutiérrez
Brooklyn, mujeres polígamas, rap, chistes picantes, sátiras raciales, desnudos negros, Michael Jordan… todo muy noventero, ¿acaso no es obvio que estamos hablando de aquella curiosa década marcada por el temor a enfrentar un nuevo siglo? Pues no, hoy nos corresponden los ochenta.
She´s Gotta Have It es la opera prima del controvertido director afroamericano Spike Lee. Estrenada en 1986, esta gira en torno a Nola Darling, una atractiva joven nacida en Brooklyn, pretendida por tres distintos hombres. La trama se desarrolla a partir de este conflicto, en el que cada uno de los tres pretendientes saca a la luz lo mejor de sí mismos, buscando poseer por completo a la dividida Nola. A diferencia de estos tres, empecinados no en compartir sino en adquirir completamente aquel cuerpo que tanto ansían, nuestra protagonista es feliz explorando su sexualidad, debatiéndose entre distintos cuerpos y sensaciones, pensamiento que no comparte ninguno a su alrededor y la lleva a enfrentar serios problemas, a tal punto de verse obligada a cuestionar hasta donde llega su libertad y en qué punto la misma se convierte en adicción.
Nada más empezar la película, Spike nos presenta una serie de imágenes contextualizando el lugar en que se desarrollara la historia. Brooklyn, el distrito de sus amores, es mostrado como un rincón suelto, peculiar, pero sobre todo uno en que las historias brotan como manantiales. Aquí el director plasma su sello y no pretende esconderlo ni un solo segundo; filmada en blanco y negro, poblada de personajes carismáticos, personas que miran a la cámara y la consumen, planos detallados que exhalan la desenfrenada pasión de la juventud afroamericana; todo parece anunciar a gritos que con Lee la comunidad negra estadounidense, tan relegada en el panorama cinematográfico, ha entrado con fuerza al mundo del arte audiovisual. She´s Gotta Have It es una ópera prima que deja claro e inconfundible el estilo que caracterizaría a su creador por el resto de su carrera.
Pero el valor de esta nos reside solo en la exquisitez artística que posee, ni en lo que representa para su creador, ni mucho menos en la peculiaridad que carga por sí sola. She´s Gotta Have It es un hito cultural, una obra desenfrenada que pide a gritos libertad para la juventud y para la comunidad negra. Hay que entender lo arriesgado en crear una película con tal argumento en mediados de los ochenta, época en que aún la discriminación social era bastante palpable, y la industria del cine apenas y entregaba papeles secundarios a la comunidad afroamericana. Spike ignora todo lo anterior y con la sencillez de su carismático lenguaje nos entrega una obra transparente pero apasionada, en la cual ni sexo, ni raza, ni prejuicios son impedimentos válidos para desarrollar una personalidad libre y carente de opresiones. Escondida tras la cómica forma en que Lee cuenta sus historias, tenemos en esta obra un canto de amor hacia la diversidad racial y la libertad sexual, un himno en pro de ser libres sin importar las condiciones, una creación revolucionaria, visionaria y adelantada a su época.
Es 2020 y la discriminación continúa. Queda un largo camino por recorrer, y solo con obras vehementes como la tratada aquí, conseguirá el arte convertirse en un medio capaz de transportar las necesidades sociales, consiguiendo así hacer las mismas visibles y tratables a una escala masiva. Spike, más que un narrador convencional, es un revolucionario que como arma utiliza historias cargadas de fuego consigo. ¿No debería ser ese el propósito del arte?
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