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4 poemas de CARLOS M. CORONADO (Perú) | PR1MERA LÍNEA: Catálogo Curado de Poesía Internacional

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4 poemas de CARLOS M. CORONADO. #PoesíaPeruana
PR1MERA LÍNEA: Catálogo Curado de Poesía Internacional


Frías constelaciones de la piel

¿Qué caminos se recorren hacia el hogol lárico
de las constelaciones y el calcañar?

(ajuar, olivo, hito, curtimbre, ciprés)

Sirven acaso los horóscopos de la piel
cuando no hay un tendón que vibre con el solfeo del mar,
cuando la vida se equilibra piedra sobre piedra
                                                            a orillas del Qhapac ñan.

Y las uñas y las arañas en el tiesto calentándose,
abrigándose las muñecas espurias,
listas para rodar con la rabia de la tibia sin un peroné.

Y los higos tragándose las manos en grandes bocados.
Y la flor en su cáliz devorada por la gula del ciempiés.
Y la balanza que roba desde el lado más frágil
                                                                   la fruta de estación.

Hay en el sendero una febril danza de lo absurdo.

Hasta el seno de la piedra, la canción y los himnos,
caen como el sereno desde lo alto.

Y los ojos, errantes golondrinos, siempre ocultándose
entre las vísceras envueltas en amarillo papel.

Y madre, ese algarrobo plantado a la brisa del mar,
sueña con los cabellos florecer cual cerezos en haikús y azahar.
¡Hay de los cabellos barridos con la ventisca temprana del bambú!
¡Hay del zigoto y la sensitiva creación!

Y la sombra fatídicamente cae como los gusanos
del nervio al calcañar.
                     del nervio al calcañar.
                                            del nervio al calcañar.

Ideas
De oídas ¡No!
Conozco a Vallejo y su pena,
a París en Vallejo y su hambre de poeta,
el Sena y el trago largo de la orilla.
─La semana ha vuelto─. Austera.
La vieja poliglota que
usa el verbo para la renta.
Vieja moderna.
Vieja astuta.
Vieja marketing
¡Oh! Viejo poeta,
comparte el poyo de dos potos,
hoy traigo un Cristo para abrigarnos esta noche
mientras cebamos un mate de ideas.

Espero no vengas en el light de los días modernos
y me olvides como aquellos que un día volvieron.
Iremos a la universidad de los pobres para que mires
cómo se maquillan las ideas,
cómo se olvidan a los niños por las guerras.

¡Oh!, viejo poeta, visitaremos la herrumbrosa tumba de los hombres grandes…

Dónde están los poetas…

¡Dónde están los poetas!,
vocifera un hombre culto.
Pienso. Descansan al borde del delirio
trajinados de mundo
(fumándose las pepas del mundo).
Las chispas eléctricas
los tiene achispados,
las losas blancas
los encadenan a la asepsia.

─¿Dónde están los poetas?
Sé que descansan,
sé que duermen,
sé que esconden la lengua
con terrones de una piedra yerta
en una tumba de piedras muertas.
Allí están los poetas, puede buscarlos…

─¿Por qué no pregunta por la poesía?
Soy partidario del poema inconsciente
del que brota en suelo seco,
entre espinos,
entre punas,
bajo el musgo de la roca
(lejos del río),
en la estepa de una piel virgen
donde siembran cruces los desterrados
─allí─
en el entrecejo de la conciencia.

Ruego
Señor,
perdona esta garra inmunda
que a veces se lía de afanes y tropiezos…

Señor,
en el tejado el pájaro de la noche,
absorto siente resquebrajarse y llora
su llanto es un quebrantahuesos que de pronto
en el llano se confunde ante tanta osamenta y grazna furibundo,
confundido, y vuelve a espulgarse y tirarse en escarpada caída.

¡Oh pájaro de los aires… oh sueño negro que vais por doquier!
Deja de sufrirte en humana caída.

Señor,
Ya me cansé de volar en derredor de apestadas vísceras.
Yo me marcho… hoy te decides a caminar.

Desolación

Cuándo seremos la sal de la Creación,
contados uno por uno como los granos sobre la mesa.
Cuándo estaremos listos para habitar la casa…
Cada día respiro por otros cuerpos el aire que no es aire,
es fuego deletéreo.
Mis pasos son huellas que acaban con la naturaleza de otro hombre.
Nadie quiere ser solo y habitar en la profundidad de la cabeza.

Solo, muero:
sin aire, sin sol, sin el polvo que deja los pasos viajeros
que vienen a mí tras fumarse los pulmones de la vida.
¿Por qué no puedo juntarme a otro, sumarme a otro,
antes que lluevan monedas cómplices de los días?

No quiero resistir la orquesta fúnebre otra noche.
No puedo habitar en la ciudad de la involución.

Qué queda por sacar de la manga,
sólo hay días modernos y pirotecnia por doquier…

¡Pronto tendremos que respirar a la fuerza!


Carlos M. Coronado

Escritor peruano graduado en Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque.

Ha publicó el libro de cuentos: El último tañer de las campanas. La plaqueta: Un viento cálido sobre el mar. Próximamente estará publicando Jardín de Ninfas: historias de amor, poder y otras adicciones novela ambientada en la exótica Amazonía peruana.

Trabajos suyos han sido antologados en colecciones como: Camino a la felicidad (Gaviota azul editores, 2016); La serenidad de los días, (Ángeles de Papel Editores, 2017); Cónclave para el verso (Ediciones Vicio Perpetuo Vicio Perfecto2018). Historias mínimas (Dendro Ediciones, 2020); Escena del Crimen (Ángeles del Papel Editores, 2020) y Cuentos del Bicentenario (Ediciones Condorpasa, 2021).