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Terror Thai. Sophon Sakdaphisit, primera parte | Ojos abiertos #11

Ojos abiertos #11, una columna de María del Rosario Acevedo Carrasco


En el sudeste asiático encontramos a un país conocido por sus paisajes, desde las playas con agua cristalina hasta las ciudades llenas de vida y color, por su comida y por su gente, tan cálida que le ha dado el título de El país de las sonrisas. Pero Tailandia no es solo un lugar bonito, su cultura es rica y entre muchos otros elementos, destacan los Phi, seres sobrenaturales que nosotros podríamos llamar fantasmas.

Los tailandeses sienten gran respeto por los fantasmas, pero también temor, y ese miedo a los espíritus cuyas intenciones no son cuidar el sitio en que habitan se ve reflejado en su cine de terror.  Uno de los exponentes contemporáneos más importantes de este género es Sophon Sakdaphisit, director y guionista de filmes cuya fama ha trascendido su país y le ha dado al terror thai un lugar en la industria cinematográfica internacional.

En esta primera entrega abordaré las primeras tres películas de Sophon que le permitieron pasar de escribir a dirigir y que le dieron un lugar en el cine de terror: Shutter, Alone y Coming soon.

Shutter, traducida como Están entre nosotros, fue la primera película en la que Sophon participó como guionista en el 2004. Esta narra la historia de Tun, un fotógrafo, y su novia Jane, quienes después de atropellar a una mujer en la carretera y huir empiezan a experimentar eventos extraños, todos relacionados con el fantasma de una mujer que aparece en las fotos que toma Tun.

La culpa y la incertidumbre llevan a Jane a intentar averiguar la identidad de la mujer que la atormenta, pero su búsqueda toma caminos inesperados que se conectan con el pasado de Tun y terminan por revelar una verdad tan dolorosa que la ira del espíritu se vuelve tangible y contagiosa.  

Su segundo trabajo como guionista fue Alone o Nunca estamos solos en el 2007, película que sigue la vida de Pim, una mujer que tenía una hermana siamesa quien murió cuando fueron separadas. Por la enfermedad de su madre, Pim y su esposo Vee se ven obligados a regresar al hogar de su infancia, donde Pim empieza a experimentar recuerdos tan vívidos de su hermana Ploy que eventualmente se vuelven reales.

Inmerso en la desesperación de su esposa, Vee busca la manera de ayudarla, pero nada parece frenar la ira de Ploy que está buscando venganza. Es solo cuando Vee se acerca a su suegra que descubre el verdadero origen de la furia de Ploy, un secreto guardado religiosamente durante años y que no puede seguir oculto.

Es un año más tarde, en el 2008, que Sophon dirige por primera vez en la película Coming soon o Viene por ti.  Este filme, curiosamente, trata sobre una película; es la historia de Shomba, una mujer que robaba a los niños, les sacaba los ojos y los convertía en “sus hijos”, hasta que fue descubierta y asesinada por los pobladores de donde vivía. Pero la muerte alimentó el dolor de Shomba, pues su espíritu volvió para vengarse de todos aquellos que participaron en su muerte.

Chen, empleado de un cine, ve la película antes de su estreno y en su vida empiezan a aparecer escenas del filme, volviendo a Shomba un ente tangible que lo atormenta. Con ayuda de su exnovia, Som, investiga la historia real en la que se basó la película, pensando quizá que el espíritu verdadero necesita algo para alcanzar la paz; pero la investigación los lleva a sitios cada vez más desconcertantes y a un espíritu diferente al que esperaban.

Las películas de Sophon tienen un elemento en común: Los fantasmas enojados. Pero entre más avanza la historia, descubrimos que la ira no es injustificada, sino que tiene su origen en actos que no pueden ser considerados como menos que una aberración. En 90 minutos, Sophon nos hace temerle al fantasma, nos muestra su vida y llegamos incluso a empatizar con él, entendiendo el porqué de sus actos y sintiendo una alegría escabrosa cuando logra hacer justicia.

Más allá de las imágenes aterradoras y los sustos inesperados, el corazón de estas películas es su trama, que nos enreda y nos da vueltas hasta mostrarnos que, como dice mi abuela, hay que temer más a los vivos que a los muertos.