Ojos abiertos #11, una columna de María del Rosario Acevedo Carrasco
En la entrega pasada exploré los inicios de Sakdaphisit como guionista y su primer trabajo dirigiendo, en esta ocasión toca hablar de sus siguientes tres obras como director: Laddaland (2011) The swimmers (2014) y The promise (2017).
Laddaland narra la historia de una familia que, separada por problemas económicos, vuelve a reunirse cuando el padre Thee, logra comprar una casa en el barrio de Laddaland. Poco después de su llegada, una mujer es asesinada a unas casas de distancia y comienzan a ocurrir eventos extraños que salen de las paredes donde ocurrió la tragedia y parecen envolver a todos los integrantes de la familia.
Esta película combina el horror de lo paranormal con el de lo ordinario, pues mientras la actividad sobrenatural va en crescendo, el padre de la casa vecina asesina a toda su familia en un ataque de ira y desesperación, sentimientos tan crudos que persisten en la casa y atormentan a la familia de Thee casi al grado de la locura. El terror termina de manera abrupta con un final digo de Sakdaphisit.
The swimmers inicia como un triángulo amoroso entre Perth y Tan, dos nadadores, y Ice, quien fue novia de Tan y decidió irse con Perth poco antes de suicidarse. En esta película, como algunas anteriores, la premisa parece sencilla: Un fantasma enojado que busca venganza, siendo Ice el fantasma y Perth el objeto de su ira. Pero la venganza no solo es del más allá, pues Tan se muestra decidido a encontrar al responsable de la muerte de su amada para hacerlo pagar por ella.
Conforme avanza la película, vemos la venganza de Ice manifestarse físicamente en el cuerpo de Perth, a quien la incertidumbre y la desesperación lo consumen lentamente hasta acabar con casi cada parte de su vida. Cuando la esperanza parece finalmente volver, Tan nos revela una verdad tan dolorosa que nos hace cuestionarnos quién es el verdadero monstruo. Lamentablemente, en esta película Sakdaphisit no hace uso de su concepto de justicia, lo que nos deja con un final inquietante y la sensación de que el mal siempre termina por triunfar.
The promise es el filme más reciente y me atrevo a decir que es el mejor. La historia comienza con Boum e Ib, dos mejores amigas que hacen un pacto suicida durante la crisis financiera del 97; suben a lo alto del edificio en el que trabajan sus padres e Ib se dispara, pero Boum se arrepiente y no solo rompe el pacto, también abandona el cadáver de su amiga.
Volvemos al mismo sitio unos años más tarde, siendo Boum una adulta y madre de Bell, quien encuentra en el edificio el teléfono que perteneció a Ib y de inmediato comienza con conductas extrañas que acentúan mientras duerme en forma de sonambulismo, caracterizado por interactuar con alguien que, en apariencia, no está ahí. Conforme avanza la historia nos damos cuenta del motivo por el que Ib ha vuelto: Quiere que el pacto sea cumplido, pero no por Boum, sino por Belle, que está a punto de cumplir la edad que tenía su madre cuando debió suicidarse. Entonces, la trama se convierte en la lucha de una madre dispuesta a hacer cualquier cosa por salvar a su hija y un espíritu molesto por la traición de quien creyó su hermana.
Terminado este breve recorrido por el cine tailandés de terror, hay un par de cosas que podemos destacar y que lo vuelven único. El primer punto es que, a diferencia de las películas occidentales, no se pierde el tiempo con escepticismo; la creencia de los tailandeses en los fantasmas es evidente y en ningún momento cuestionan su presencia, por el contrario, las tramas van dirigidas a entender su ira, no a comprobar si existen o no porque eso se da por hecho.
Otro punto y el que considero es el sello personal de Sakdaphisit es que combina el horror humano con el sobrenatural, pues más allá de los fantasmas y los espíritus nos muestra situaciones que son escalofriantes por ser completamente plausibles fuera de la pantalla. Su manejo de la misma condición humana para causar miedo nos deja una sensación que se debate entre el temor y la emotividad, entre el miedo al fantasma y la empatía a su dolor o su ira.
Más allá de introducirnos en la cultura tailandesa, el cine de Sakdaphisit nos introduce a la condición humana, haciéndonos ver lo mejor y lo peor de ella más allá de la muerte.
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