Apología de lo mundano #13, una columna de Paola Arce
Quién no se ha pasado horas buscando el contenido de entretenimiento perfecto para acompañar el almuerzo o las últimas horas del día. Dar vueltas por el inicio de Netflix y terminar viendo la misma serie de los noventas. Buscando evitar esos momentos perdidos entre las miles de posibilidades traigo un material disponible en YouTube. Para entrar en lo cabalístico una serie de trece capítulos: Por ahora[i], escrita y protagonizada por Malena Pichot; actriz, escritora, militante feminista, comediante (entre otras) oriunda de Argentina que se ha caracterizado por sus fuertes críticas a la sociedad conservadora anti derechos. La serie con su representación de lo mundano logra encarnar la nerviosidad moderna entre dilemas personales, amorosos, la búsqueda de una misma en un mundo publicitario que te marca todas las directrices del ser. Los tiempos inoportunos y la crítica a las ideologías de mercado donde lo único que hace falta es “echarle ganas”.
La serie comienza cuando Norma (Malena Pichot) renuncia a su empleo mal pagado como recepcionista en una agencia de publicidad en donde sus ideas le son arrebatadas sin darle reconocimiento o mejores condiciones de trabajo; después de que descubre que jugar al póker en internet es más redituable que aguantar la prepotencia y machismo de su desencantador jefe decide dejar el camino de la seguridad para comenzar su proceso de autoconocimiento y mejora personal en medio de una crisis económica. En el viaje la acompañan su amiga Josefina (Charo López), una actriz underground con ideas de espectáculo extravagantes que no coinciden con el glamuroso mundo de la actuación, tiene miedo al compromiso y las relaciones formales, pero siempre logra regresar a su perdida amiga al mundo de la estabilidad emocional; Xavier (Julián Lucero), su compañero de piso con quien mantiene diálogos tan profundos como ácidos, es el encargado de depositar en el grupo la justa dosis de negatividad y pesimismo metafísico. En contraposición a esas condiciones, es el más torpe y se involucra en situaciones absurdas que pudieron ser resueltas con la mínima capacidad de inteligencia emocional; Ariel (Julián Kartún) la contraparte positiva, soñadora, e ingenua, es vocalista de “La rata” grupo musical multifacético tan malo que es tan bueno cuya evolución es casi una metáfora de lo que ocurre con los personajes; Finalmente, Ignacio (Julián Doregger) periodista deportivo, un adulto hecho y derecho, con responsabilidades, objetivos, trajes sastre y un hijo.
En cada capítulo, este surtido rico de personalidades nos muestra la importancia de las relaciones de amistad en la vida adulta y cómo operan las redes de apoyo como un muro de contención entre la frustración y la locura. La diversidad de los personajes aporta diferentes puntos de vista sobre los mismos temas y enriquece la crítica al patriarcado, el prohibicionismo, la meritocracia que envuelve el capitalismo, xenofobia, racismo, entre muchos otros temas que, para el tiempo en el que se estrenaba la serie (2013) no era común ver en televisión o formaban siquiera parte de la agenda. El punto de vista de la historia mostrado por Norma también nos deja ver una serie de conflictos y necesidades propios de la experiencia de vida particular de las mujeres; no vemos la representación típica de una mujer hermosa, sensible y tan ingenua de su belleza que la hace todavía más atractiva. Las mujeres de esta serie son seres humanos, van al baño, duermen chueco, no despiertan con el delineador on point, cometen errores, atraviesan malos momentos, tienen dudas y emociones atravesadas, pueden decir cariño y orto con la misma fluidez. Su cabeza es reservorio de ambiciones, sueños y metas que no precisamente incorporan a la figura de una pareja. Y, sobre todo, la transgresión más grande de las mujeres de esta serie es atreverse a ser graciosas. La comedia es un escenario que como muchos otros le ha prohibido la entrada a la diversidad. Para que una mujer “causara gracia” eran necesarios los disfraces y la exageración de lo concebido como feo. Ahí tenemos varias representaciones mexicanas en los personajes de: la india Maria, la Chupitos, Nacasia y Nacaranda, Doña Lucha etc. En el último par de años con la potencia de las redes sociales y las adaptaciones por las que el mundo del entretenimiento atravesó a raíz de la pandemia, las mujeres han encontrado sus propios espacios de exposición para hacer comedia como personas y no como caricaturas. Es Malena una de las pioneras al comenzar su carrera con los videos de YouTube La loca de mierda en el 2008, donde retrataba su vida y conflictos personales con formato de blog.
Si después de echarle un vistazo a la serie se quedan con ganas de descubrir más el trabajo de Malena los invito a ver el video de YouTube hecho por Natalia Maldini llamado Malena Pichot, mi tesis[ii] en donde explora otras producciones de la actriz que también valen mucho la pena.
Dentro de todos los mensajes de la serie, el más importante es la idea de transitar y vivir los momentos conforme ocurren. En la vida todo pasa por ahora, nada es para siempre, hay que aprovechar las oportunidades sin miedo y no aferrarse a los fracasos. Y es que al final la vida es eso, un fracaso constante. Existe un gran valor en transformar la tragedia en comedia, la risa como fuerza social es acto político de resistencia.
[i] https://www.youtube.com/watch?v=PyJnUBX6bWc
[ii] https://www.youtube.com/watch?v=dJFOU26qARg
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