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Las otredades de otros tiempos I: La Edad Media | Deconstruyendo la otredad #10

Mapamundi del Salterio de la abadía de Westminster, ca. 1260. British Library.

Deconstruyendo la otredad #10, una columna de Beli Delgado


La Edad Media es un largo periodo de la historia que se ha desfavorecido al estigmatizarlo como la Edad Oscura, por supuestos nulos avances y la idea del estancamiento. No obstante, en ella se forjaron importantes conceptos como el Estado-Nación, e instituciones como la Universidad — la cuál favoreció la especialización—. Como medievalista, no me queda más que reconocer todo lo que legó este largo periodo para los tiempos futuros. Por ello, en esta ocasión vamos a presentar al principal marco de otredades que se reconocen fácilmente.

A diferencia de la Edad Clásica Antigua que propone mayormente la búsqueda del conocimiento del ser humano a través del conocimiento de sí mismo, para desarrollar la identidad. La Edad Media sugiere el conocimiento mediante la diferenciación —quizá más bien marginación, porque en esa época la diferencia la conllevaba— del individuo por medio del contraste, para ser capaz de asumir la identidad de uno mismo. Esto apoyó el mecanismo de la otredad, ya que se “era” con base en lo que el otro “no era”. Tenemos algunas imágenes identificadas: la bruja —o más bien la idea general de la mujer o de la feminidad—, el leproso, el enano, las personas que sufrían alguna enfermedad mental o que tenían capacidades diferentes. Todas ellas circulaban en el período y eran marginadas o se les cazaba por lo que representaban.

Cada uno de estos personajes sale de la normalidad establecida, ya sea por aspectos físicos o por habilidades. La Edad Media cuenta con un rígido sistema de poder económico, político, religiosos y social, que se organiza en un orden celestial de ascendencia, lo que quiere decir que tiene bien limitados los círculos y sus alcances. Por otro lado, la época también funciona con base en la oralidad y bajo el concepto de comunidad, que soporta bastante la idea de la no individualidad o propiamente la diferenciación de los individuos.  

Ahora bien, en soportes literarios existe un recurso muy interesante en la literatura medieval para destacar al otro, esto se dió a llamar mirabilia. En los libros de viaje, crónicas o cartas y diarios de la época, se utiliza para referir a los conceptos diferentes de la realidad del receptor, que intenta evocar una diferenciación marcada, lo que lo lleva a exagerar la información. En el repertorio de los mirabilia encontramos a los monstruos o seres mágicos, a la comida exótica y a las diferentes creencias aunados a consideraciones distintas de los climas y maneras de ser, entre otras cosas.

Todos estos eres seres y conceptualizaciones son marginados porque no entran en el sistema medieval —por razones particulares de cada imagen—. El mecanismo medieval de diferenciación obedece la escala de arriba/abajo, en vez de una sólida idea de lado/lado. Una época es un mundo distinto y más aún la Edad Media que es tan lejana, por lo que siempre debemos tener un marco de contextualización. Lo que yo creo, es que muchas de estas cuestiones de marginación y discriminación, incluso hoy siguen vigentes, y eso es grave debido a que nuestro contexto no es medieval y pese a ello, los abusos siguen manifestándose.

Cada uno de estas imágenes antiguas puede generar su propio margen de desarrollo, por ejemplo, la bruja. Hoy tenemos mayor claridad acerca de su verdadero y funcional concepto, no obstante, también fue una figura que se deformó a propósito —por razones de margen amplio: económico, político y social—. Asunto terminado en hogueras o en una terrible extirpación de las comunidades, lo que muchas veces significó la muerte.

Lo que quiero exponer es, que las otredades no son nuevas, tampoco son malas, porque cada una funciona diferenciando a otra y eso es algo que ayuda al encuadre e identificación de cada concepto. Lo que es terrible es que se siga viendo a una otredad como mejor que la otra, que se mantenga la marginación y que esto conlleve a maltratos, abusos o discriminanción de cualquier tipo. Es importante recordar que siempre va a haber desarrollo de nuevas otredades porque la gente tiene libre albedrío. Debemos aprender a respetar y a abrazar las diferentes perspectivas. Simple y sencillamente porque vivimos en el mismo mundo y todos merecemos respeto y libertad, además de que nos necesitamos los unos a los otros; y eso no ha cambiado desde la Edad Media.