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Mujeres Poetas de México III (1960-1965) | El espejo enterrado #18

El espejo enterrado #18, una columna de Daniel Luna


Finalmente es momento de cerrar la serie de columnas dedicadas a la colección de la editorial atemporia. En esta tercera entrega se encuentra el análisis de los últimos cinco años de esta antología poética los cuales coinciden con la producción de la literatura de la onda en México. Gracias a este encuentro es posible configurar varias observaciones relacionadas con el fondo y forma en los escritos de las siguientes 34 mujeres.

El primer punto de análisis se relaciona con el contexto pues durante la década de 1960 se presentaron varios movimientos ideológicos y sociales alrededor del mundo. En estos años la mayor parte de la población estuvo involucrada en los cambios, mismos que sucedían todos los días y en lugares diferentes. En la república mexicana se levantó una revolución sexual, tecnológica, de entretenimiento y política internacional.

La construcción de estos ambientes futuristas estableció el cuadro perfecto para los versos de Elizabeth Cazessús, María Elena Guillen , Mirtha Luz Pérez Robledo, Frida Varinia, Zelene Bueno, Ana Laura García Valdés, Ana Belén López, Lizbeth Padilla, Frida Tábora, María Baranda, Rocía González, Miraceti Jiménez, Catalina Miranda, Guadalupe Prieto, Magnolia Rivera, Gabriela Turner, Silvia Castillero, Citlali Ferrer, Mabel Galarza, Claudia Hernández de Valle-Arizpe, María Elena Estavillo, Alejandra Nucamendi, Flor Cecilia Reyes, Elizabeth Hernández Quijano, Yolanda Ramírez, Mónica Suárez y Martha Margarita Tamez.

El producto de sus estrofas demuestra novedad no solo de la estructura; sino también del lenguaje con el cual se comunican las ideas. Las palabras se trasladan de forma directa de la voz al papel como una calca del léxico común de sus posibles lectores contemporáneos. Esta característica dota de una velocidad a las imágenes que proyectan la realidad denotada del tiempo frente a los grandes cambios.

El movimiento de la sociedad se refleja en la lírica perfeccionada por las mentes de la revolución, sin embargo, el género acentúa dicha perspectiva debido a que la experiencia en estos poemas pertenece a aquellos personajes quienes elaboran sus propias opciones. Mujeres libres y artistas recientemente consideradas como ciudadanas en esta época posterior al medio siglo.

La madre, la amante y la joven son deconstrucciones de una misma persona que va con la ola y sobrevive a la marea. Sus cantos encendidos se escuchan por todas partes; norte, sur, este y oeste. La fuerza de estos seres activos dentro de una sociedad inquieta estremece instituciones completas desde sus cimientos. “Estoy consciente que soy una autopista de izquierda, que guardo los fantasmas de familias en las bolsas del mandado.” (p.158)

Debido a la crítica y el valor ideológico el peso de estas figuras cruza el límite temporal, estableciéndose dentro de un contrapunto de conciencia colectiva necesaria para el desarrollo de nuevos testimonios en otras manifestaciones artísticas. La base de toda opinion surge de estas pequeñas fuentes desconocidas que van contra el sistema y las cuales generan más puntos de choque.

Por todo lo anterior, gracias a la labor de la editorial atemporia en estos 25 años de poesía es posible encontrar los fragmentos de un factor primordial para el desenvolvimiento del arte en el silgo xx. La presencia de las escritoras abordadas reconstruye las piezas faltantes en la línea temporal de la lírica, y su nombramiento en el panorama literario es más que ineludible. Ellas son un hito para la historia de la poesía en el territorio latinoamericano. Mujeres poetas de México (1940-1965) es uno de tantos ejercicios necesarios para la libre crítica del lector. Una interpretación sin etiquetas derivadas de prejuicios ideológicos.