Versailles Anime #19, una columna de Francisco Maldonado
Esta columna contiene SPOILERS del manga y el anime de One Piece. Si no has visto el anime o leído el manga y no tienes problema en sumergirte, entonces bienvenido y bienvenida.
Quiero empezar esta segunda parte visitando al segundo de los teóricos del contrato social, me refiero a John Locke, quien es considerado el padre del liberalismo clásico. Desde el inicio de la serie, como mencioné en otra de las columnas, Oda ha tallado su universo con varios simbolismos, recordemos el ejemplo de los “D” como enemigos naturales de los dioses. Y es que el primer tratado que refuta Locke, es la idea del Derecho Divino de los Reyes, quien tuvo a uno de sus máximos defensores en Sir Robert Filmer, quien lo resume así:
Dicho derecho, reposa en la idea de que la autoridad de un rey para gobernar proviene de la voluntad de la deidad del pueblo que gobierna, y no de ninguna autoridad temporal. Tampoco de la voluntad de sus súbditos ni tampoco de ningún testamento.
Hay un ser llamado Dios, que bendice con su dedo a un ser llamado Adán, quien se convertirá en el primer “rey” del mundo. Los reyes actuales, según Filmer, son los sucesores de Adán, y son nombrados por el mismo Dios para gobernar sobre el pueblo, y por tanto, su mandato es incuestionable. Esto se ve reflejado en los Tenryuubitos y el Gobierno Mundial. Locke, contra argumentaría diciendo que cuando un nuevo rey asciende al trono, este no es regido por ningún proceso natural, como los que por ejemplo rigen en el crecimiento de las plantas; sino por algo social, artificial y creado por el hombre. Por ende, nada de esto es obra de Dios. Según Locke, lo que rige la instauración de un gobierno es el consentimiento de los gobernados, si bien Hobbes está de acuerdo con esto, sigue sosteniendo la necesidad de que mande un soberano con poder absoluto. Y es que para Locke, al contrario de Hobbes, el estado de naturaleza ya es en sí mismo un contrato social, ya que los hombres pueden relacionarse sin la necesidad de un gobierno. Las comunidades y sus idiomas, surgen de manera espontánea, pero el estado no.
Para Hobbes los hombres deben renunciar a sus derechos a cambio de paz y seguridad. El estado civil con el poder del soberano, es la salvación de los hombres, ya que tratar de cuestionarlo o derribarlo es impensable porque implica volver al estado de guerra de los individuos. El mismo pensamiento que tiene la justicia absoluta de los Marines y el Gorosei. Para Locke, eso es excesivo, el gobierno debe existir para fortalecer los derechos, más no para enajenarlos. Por ende, Locke se oponía a la absolutez de la monarquía que planteaba Hobbes. Para Locke el poder es limitado y deriva por y para el pueblo, asegurando paz y seguridad. Si bien está de acuerdo en que no es saludable ir cambiando los gobiernos de manera caprichosa, si el gobierno llega a estar violando nuestros derechos naturales, el contrato social ya no vale la pena y hay que hacer algo. El estado debería limitarse a proporcionar un marco en el que cada quien pueda percibir su propia concepción, siempre y cuando no viole los derechos de los demás.
Desde la perspectiva que tenemos de los Mugiwaras, la historia de One Piece parece un ataque contra la monarquía y el absolutismo con el que lucha Locke. Los piratas amantes de la libertad versus los Marines, quienes son la fuerza de orden, represión y choque que tiene el Gobierno Mundial. Uno creería con esto que los piratas y los marines son polos opuestos, pero en realidad, la serie nos muestra rápidamente que no eran más que etiquetas, títulos plenamente arbitrarios. Oda quiere darte esta perspectiva desde temprano y lo implementa en el pequeño arco del Capitán Morgan. Aquí vemos como a partir de las perspectivas de Coby, este logra entender que los marines no son buenos por el simple hecho de serlo, además del momento en que se menciona que el ser etiquetado como alguien “bueno” o “malo” no cambia las aspiraciones de ninguna persona. Las líneas entre el bien y el mal son fácilmente cruzadas en tanto por piratas como por marines. Ser lo uno o lo otro, realmente define demasiado en la serie. Tienes reyes que al día siguiente se vuelven piratas y viceversa, o piratas con cargo en el gobierno, que aprovechan su título para hacer el mal. Pero si todos estos títulos no tienen sentido, ¿para qué existen? Ya que las personas con poder son las que determinan qué existe y lo que no, quienes deciden lo bueno y malo, lo correcto e incorrecto. Tampoco es como que las personas más justas sean las que esten en el poder, quienes ocupan esos espacios, son los más fuertes. El Gobierno Mundial fue lo suficientemente fuerte como para erradicar a toda una civilización, no sufrir una condena por ello y además instaurarse como la máxima autoridad en todo el mundo. Y es fácil, porque los vencedores son quienes escriben la historia.
Pensemos en el arco de Wano, la familia Kozuki era querida por todo el país cuando estaban en el poder, hasta que entró en escena Kaido y los derrocó. Ahora a los niños se les enseña en las escuelas que los Kozuki eran malvados y que Kaido es un ser protector y benevolente. Lo mismo ocurrió en Dressrosa y pudo suceder también en Arabasta de no ser por los Mugiwaras. Las líneas de autoridad y de criminalidad dejan de tener sentido, los piratas de hoy podrían ser los marines de mañana. Rousseau decía que:
Todo poder viene de Dios, lo confieso; pero toda enfermedad también viene de él. ¿Quiere esto decir que esté prohibido llamar al médico? Si un ladrón me sorprende en la noche, es preciso entregar la bolsa a la fuerza, pero si yo pudiera sustraerla ¿Estoy obligado a darla? Porque, en último término, la pistola que tiene es también un poder. Fuerza no constituye derecho y no se está obligado a obedecer, sino a los poderes legítimos.
Entonces, solo nos queda plantearnos ¿Por qué una autoridad o un gobierno puede dictar lo que está bien o mal si las personas justas nunca llegan al poder? Todo esto atenta contra el derecho natural de los humanos, por lo que son cosas que deberían ser destruidas y erradicadas, habría que eliminar el sistema. Bajo esta situación es que surgen los piratas y estos optan por liberarse del sistema, viviendo la vida en sus propios términos. Los piratas no están arraigados a ningún tipo de sistema moral del bien y del mal. El mismísimo Shanks nos lo deja claro en el primer capítulo, la filosofía de los piratas es sencilla, haz lo que quieras y vive como quieras. Bajo esta filosofía, lo correcto y lo incorrecto dependen de cada perspectiva, de nuestro trasfondo y subjetividad; pero claramente esto tiene consecuencias, es una filosofía de vida peligrosa porque los humanos no somos seres benevolentes como lo creía Rousseau. Mejor dicho, nacemos benevolentes y nos corrompemos por la sociedad.
En la filosofía que siguen los Mugiwaras, ellos no buscan defender a los inocentes debido a un sentido heroico o protagónico, es una elección personal lo que los ha llevado constantemente a hacerlo. Los Mugiwaras nunca te van a hablar de justicia, solo luchan por lo que creen que es correcto. Nunca imponen sus voluntades por encima de nadie, nunca van a evangelizar a un villano. Shanks es un pirata, pero nunca busca derramar sangre a menos que sea necesario, admirando a un marine como Coby por su determinación de terminar una lucha, aunque esta sea innecesaria. Tenemos la ocasión en que tanto Luffy como Zoro, deciden no pelear contra Bellamy en el bar, una situación idéntica a la que pasó Shanks en el primer capítulo. Y es que, como el mismo Zoro lo dice poco tiempo después, hay peleas que son mejor no tenerlas si es que solo traerán dolor. Para Luffy y Zoro, aquellos que se burlan de sus sueños, son personas que no merecen su tiempo. Sus voluntades y sus sueños, son más grandes que cualquier humillación, respetan a quienes luchan por sus sueños y no violan los derechos de los demás.
Por eso es que Oda nos entrega dos perspectivas muy diferentes de la libertad y de los sueños, cuál es el camino correcto y cual es el malo, nos muestra el camino de Luffy y el de Barba negra. Mientras que el camino de Barba negra es el del hedonismo, caos, destrucción y concretar tu sueños de cualquier forma, sin importar el medio. La ética de la libertad en Luffy es su plena independencia y conquista de la felicidad personal, si queremos ponernos finos, lo situaríamos en algún tipo de Budismo Zen, más específicamente en la Escuela Soto. Según su fundador Dogen Zenji, el deseo del ego, de alcanzar la iluminación, es un problema y nos termina corrompiendo. Sostiene que la verdadera iluminación no es algo que se adquiere por medio del esfuerzo, sino que es algo que siempre ha estado ahí desde el principio, como si fuese algo que adquirimos por instinto. Los niños, son seres iluminados, su forma de ser es directa e inocente, todo lo que dicen y hacen es espontáneo y natural, a diferencia de la artificialidad de los adultos donde parecería que todo debe pasar por análisis y filtros. La cicatriz de Luffy, la que se hizo cuando tenía siete años, nos muestra que aún sigue siendo un niño y, por ende, sigue siendo alguien iluminado.
Los niños no tienen miedo, el miedo es impuesto por la propia sociedad. Miedo a una autoridad, miedo a un dios, miedo a la muerte, pero para Luffy esas cosas no existen y ni siquiera se detiene a pensar sobre ellas. Si queremos ser felices, debemos librarnos del miedo, conquistar la libertad. Para el budismo, la libertad es el valor supremo, porque es aquello que nos define como humanos, es el camino que nos lleva hacia nuestros sueños y aspiraciones. Luffy siempre transita por el camino de sus ideales, nunca roza ningún tipo de extremismo, ni blanco ni negro. En lugar de eso, adopta un camino medio y gris, como la primera enseñanza que dio el Buda a sus cinco compañeros luego de experimentar el nirvana.
La iluminación no se alcanza ni con el hedonismo ni con el ascetismo, se la encuentra en un camino medio. Por eso es que Luffy ilumina a todas las personas que conoce, por eso muchos lo reconocen como líder y son capaces de cambiar por su influencia. Es tal el respeto que genera, que hasta sus rivales o enemigos lo reconozcan. Oda nos habla sobre el papel del liderazgo, de liderar con el ejemplo, no por la fuerza o la demanda, ser capaz de asumir la responsabilidad de tus acciones y hacer que otros te sigan con buena voluntad. Los villanos de One Piece, nunca se sienten responsables de sus acciones, todos los tonos narrativos más positivos de la serie, están siempre cubiertos por este abrumador sentido de la responsabilidad. Mi escena favorita fue el sacrificio de Zoro cuando enfrentó a Kuma, desde su derrota con Mihawk, Zoro le prometió a su capitán que nunca más perdería ante nadie. En esta escena, puso todos sus sueños, ideales, metas y el respeto que tiene por Luffy, con esto, se hizo responsable de su decisión y de su promesa.
Todos los lugares por los que pasa Luffy, se convierten en tierras de libertad pura y de honestidad. Lugares en los que personas justas y de buen corazón lleguen al poder e icen la bandera de los Mugiwaras, porque al igual que Ace se sintió orgulloso de defender el símbolo de Shirohige, hay quienes no pueden evitar querer hacer lo mismo por Luffy. Estamos hablando de un capitán infantil, tonto, glotón, testarudo y extrovertido. Hablamos de alguien con el alma de un niño, una persona con las intenciones más puras del mundo, de aquella persona que nace con la iluminación, de aquella de quien hablaban Buda y Rousseau. Hablamos de aquel que se lanzó al amplio y vasto mar, para encontrar sus sueños sin temerle a nada. Estamos hablando de la persona que iluminará el camino de la próxima era.
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