Tren de papagayos #10, una columna de Saúl Munevar
Eduardo Galeano cuenta en su libro Bocas del tiempo un relato titulado “Esos aplausos”, un texto dedicado a Federico García Lorca, autor de la obra de teatro La zapatera prodigiosa. El relato trata sobre dicha obra presentada en España por un grupo de teatro uruguayo cuando fueron prohibidas las obras de Lorca por el franquismo. Cuando terminaron la presentación nadie aplaudió. Antes de los aplausos primero fue un zapateo contra el suelo que los actores no entendían. Pero el autor explica: «Quizás aquel primer aplauso con los pies, aquel trueno sobre la tierra, había sido para el autor. Para el autor, fusilado por rojo, por marica, por raro. Quizás había sido una manera de decirle: para que sepas, Federico, lo vivo que estás». Tanto el poeta como el poema Verde que te quiero verde[1], representan cada uno una pequeña parte importante de esa España que entró en guerra y luego en una dictadura. La muerte de Lorca, un poeta que no militaba en ningún partido y era el menos ideológico de su generación, llevó a la Guerra Civil a un punto de no retorno.
Granada, ciudad natal de Lorca, y donde fue asesinado, fue por mucho años mora. Lorca era andaluz. Y en su poesía será recurrente temas y alusiones hacia lo gitano. Fue un defensor de las causas de los perseguidos, de los judíos, de los negros, de las mujeres, de los homosexuales. Se podría decir que con su pluma llegó a ser más peligroso que un ejército de mil espadas. Verde que te quiero verde es precisamente un canto a la persecución de una etnia condenada al éxodo y la expulsión eterna. Incluso el poeta ha llegado a ser encasillado dentro de la temática del gitanismo. El poema a pesar de ser tan lírico y tener una rima tipo a_a_ es muy narrativo. Si recordamos los gitanos eran muy perseguidos por la Guarda Civil española. Este sistema de control organizaba, cada tanto, pogromos para linchar y matar a los gitanos y violar a las mujeres. Según la historia, los gitanos llegaron a España en el siglo XVI, aunque tuvieran el aval papal de ir por el mundo libremente, casi siempre a donde llegaban eran estigmatizados y despertaban tensiones sociales. Sobre todo en España donde hay un sentido de pertenencia muy fuerte. Lorca tenía una mirada distinta sobre las minorías que eran perseguidas o discriminadas. Tipos de comportamientos sobre los que nadie se atrevía a criticar o nadie miraba debido a la normalización. Incluso con respecto a las mujeres. Será en los años setenta cuando el feminismo empiece a surgir. Las mujeres en la España de entonces sólo tenían dos destinos: Ser esposa o ser madre.
Lorca siempre relacionó el color verde con la piel de los gitanos. Entendió la importancia de todos los aportes culturales por más de cuatro siglos de este pueblo estigmatizado. El autor ofrece algunas claves para entender el trasfondo gitano que hay en el poema. Los gitanos también tuvieron un tipo de caballo que popularizaron, cambiaron las mulas por un caballo que se adaptara a las condiciones de travesías largas y el arrastre de carretas pesadas. El caballo en la montaña es el motor de sus caravanas eternas por casi todos los continentes. La raza Gypsy banner, o “Caballo gitano”, como se le conoce es muy llamativo estéticamente. El barco sobre la mar hace referencia a esa libertad viajera y emigrante de los gitanos. Quien habla en el poema es un gitano quien le pide a su compadre ayuda y un trato de cambio, sin embargo el compadre le dice que ya no puede ayudarle, pues él ya no es él. Su casa ya no es su casa, podría interpretarse esta respuesta como si fuera la de un gitano converso. No lo puede ayudar, y decide llevarlo hasta donde está la gitana esperándolo, que es su hija, pero todos perecerán en esa travesía. Cuando llegan la mujer yace muerta en un aljibe y la Guarda Civil toca fuerte a la puerta.
[1] Canción: Verde que te quiero verde, poema original de Federico García Lorca. Interpretada por: Amparo Lagares y la agrupación ZAMBRA.
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