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¿Dónde quedó el Acuerdo de París? | Foro Verde #03

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Foro Verde #03, una columna de Julieta Pirez Rendon


En diciembre de 2015 el mundo había alcanzado un acuerdo esperanzador para combatir uno de los problemas ambientales más acuciantes de nuestro tiempo, el cambio climático. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) atribuyen dicha variabilidad en el clima de manera directa e indirecta a las actividades humanas. Si bien la variabilidad del clima se ha dado de manera natural en el planeta, el fenómeno del calentamiento global es la causa del aumento de la temperatura del planeta por las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI), que son los componentes gaseosos de la atmósfera, tanto naturales como antropógenos, siendo estos últimos los que han producido variaciones en el clima que de modo natural no se generarían.

Sobre el hecho de afrontar el cambio climático hay tanto avances como reveces. En 1997 se estableció el documento por el cual las naciones industrializadas signatarias de la CMNUCC se comprometían a estabilizar las emisiones de GEI, y fue conocido como el Protocolo de Kyoto. Pero países como China y Estados Unidos no participaron de él, a pesar de ser las dos potencias económicas que más emisiones registran y más energía consumen. Aquello ya vaticinaba un declive de los acuerdos alcanzados.

Llegado el Acuerdo de París de 2015 con la adición de Estados Unidos y China, el panorama parecía mejorar en el compromiso de las naciones en el combate al cambio climático, pero la llegada de Donald Trump como presidente significó otro paso atrás ya que decidió sacar a su país de dicho acuerdo. Y no solo eso, en los recientes tratados comerciales como el T-MEC, en el capítulo ambiental ni siquiera hay una mención explícita sobre el cambio climático, limitándose únicamente al Protocolo de Montreal derivado del Convenio de Viena (cuya meta es eliminar el uso de sustancias que agotan la capa de ozono) sin una directriz clara para atender específicamente esta problemática.

La falta generalizada de compromiso está siendo un foco rojo de atención para las Naciones Unidas que, en su informe más reciente sobre la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) de los países miembros de la CMNUCC, llama a presentar mejores planes nacionales de acción climática para lograr el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global en 2 ° C, y de manera idónea a 1,5 ° C, para finales de este siglo. Y aunque esto nos parezca un escenario lejano, desde ya estamos experimentando sus efectos con sequías, inundaciones e incendios cada vez más intensos y que al mismo tiempo repercuten en la pérdida de biodiversidad y el desplazamiento forzado de seres humanos, solo por mencionar algunas tragedias.

El informe de Naciones Unidas señaló que, de los 18 mayores emisores, solo dos, (el Reino Unido y la Unión Europea) presentaron una contribución actualizada en 2020 que representa un aumento en la ambición de sus objetivos de reducción de GEI. Otros como Estados Unidos se han quedado cortos, pero recientemente con la llegada de Joe Biden como presidente, este reincorporó de nueva cuenta al país en el Acuerdo, las expectativas de su liderazgo frente a la crisis climática son enormes, por lo que queda esperar si estará a la altura de las circunstancias, al igual que sus socios regionales como México, el cual  también ha presentado niveles de ambición muy bajos en su NDC más reciente, (la dejó prácticamente igual que la de hace casi seis años) lo que le ha valido que el otro gran socio de América de Norte, Canadá, busque aplicar “aranceles verdes” no solo a México sino también a India y China, puesto que considera débiles sus leyes climáticas.

El siglo XXI será el de la crisis climática y podemos ser la generación que haga el cambio de rumbo o deje las cosas como están, acumulando una deuda climática seria para las futuras generaciones, cierto es que, se necesitan liderazgos fuertes en la política para no dejar a la “buena voluntad” de la cooperación internacional las acciones que se requieren para enfrentar este problema ambiental, aunque también queda de nosotros como miembros de una sociedad global exigir a los países que no dejen para después lo que afecta al planeta y nos concierne como habitantes de ella.