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De la brevedad a la perfección. Un instante en la pluma de Julio Torri | El espejo enterrado #06

El espejo enterrado #06, una columna de Daniel Luna


Encubre a tus hermanos el amor que les tengas y
disimula tus pasiones ante los hombres, porque eres,
hijo mío, un mal actor de tus emociones.

Julio Torri

Julio Torri Maynes nació Saltillo, Coahuila en 1889. Fue un distinguido escritor e intelectual mexicano quien a los 19 años viajó a la Ciudad de México para estudiar en la Escuela Nacional de Jurisprudencia donde se unió al grupo de escritores de la época llamado El ateneo de la juventud. Por su obra perfeccionista, de un elegante y fino sentido del humor se le considera un ejemplar de las letras mexicanas modernas. Tiene un vanguardismo anticipado en su prosa y sus cuentos cortos muestran una maestría incuestionable en el manejo de una atmosfera mística.

Cuando Torri era niño solía imaginar muchas historias y criaturas de dicha naturaleza, visibles solamente en su imaginación. Unos años más tarde, consiguió ser reconocido por transportar esa ilusión al lápiz y papel. A los 15 años, en Saltillo, Torri publicó su primer cuento en un conjunto estudiantil llamado La Revista. Su participación se tituló “Werther”, como el infeliz héroe de Goethe. La lectura de esta obra provoca el sueño del protagonista bajo un ambiente romántico, oscuro e inquietante que ya anunciaban el nacimiento del brillante escritor. 

La literatura de Torri es un gusto el cual se adquiere poco a poco, pero cada vez que vuelve lo hace con más fuerza y se afirma como una de las principales inclinaciones del cuento mexicano durante la primera mitad del siglo xx. Con su estilo natural y breve hace de sus lecturas una recomendación obligada para cualquier lector. Es sencillo, aunque no deja de conservar su esencia erudita y literaria. 

Por lo tanto, su bibliografía se debate entre lo académico y lo literario conservando un poco de ambos sin definirse por completo. No obstante, la lista también es breve pues en vida solo publicó cuatro libros; Ensayos y poemas (1917), De fusilamientos (1940), La literatura española (1952) y Tres libros (1964). Siendo así, su segundo escrito el principal motivo de esta columna ya que si se pretendiera abordar los otros tres no bastaría con el tiempo disponible de una vida para desentrañar cada uno de sus párrafos. 

De fusilamientos se presenta tan amigable como interesante por su cantidad de referencias a textos mitológicos y su vínculo con lo cotidiano. Los escenarios de dichos sucesos diarios y mágicos son representados por lo imposible dentro de las circunstancias más devastadoras. La imaginación con la cual se funde dicha obra convierte al lector en un espectador en primera fila de las historias y momentos de miles de personajes interpretados en uno. Éstas pequeñas ventanas que se adentran al libro son las mismas imágenes que consigues cunado levantas la vista del papel.

El toque de la mano del escritor está presente en el instante de la narración de aquellas violentas escenas con el toque irónico de sus “altas palabras”. Julio Torri consigue una hibridez magnifica entre el relato corto y algunos rasgos más formales de lo que podría ser un ensayo. Lo mismo que sus increíbles historias, vistas desde el ojo de un estudioso de la literatura. Estos argumentos bien planteados son el eje en donde las acciones de la historia se mueven consiguiendo así un planteamiento inicial y un cierre el cual no permite la extensión. 

Cuando lees el primer texto es imposible no seguir leyendo el libro completo. De fusilamientos es el resultado de una mente brillante, la cual convivio con otras grandes figuras de la época, sin embargo, me atrevería a decir que en sus textos más importantes la voz de Torri sigue presente por el origen de sus ideas. Desde aquel muchacho saltillense quien escribía historias con hechos románticos y trágicos, hasta la última de sus publicaciones, pues era la sencillez el sello con el que firmaba su obra.