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“Las leyendas” del cine mexicano. Segunda parte | Ojos abiertos #23

Ojos abiertos #23, una columna de María del Rosario Acevedo Carrasco


En la primera entrega hablé acerca de las tres primeras películas de Las leyendas, hoy es turno de las dos más recientes: La leyenda del chupacabras y La leyenda del charro negro.

La leyenda del chupacabras está ambientada en la época de la independencia y comienza con Leo intentando volver de una vez por todas a Puebla con su familia, despertando de un sueño en que un hombre misterioso le dice que lo estaba esperando. Inmediatamente se encuentra a un batallón del Ejército Insurgente y sigue su camino con ellos, pero son interceptados y apresados por el Ejército Realista, al que ahora pertenece Nando, quienes los condenan a ser fusilados al día siguiente.

Entre los prisioneros se encuentra un hombre que presume dedicarse a la magia y les augura la muerte, presagio que se vuelve realidad cuando por la noche aparece una criatura que asesina a todo aquel que se encuentre, sea humano o animal: El chupacabras. Algunos logran escapar, pero la matanza parece no tener límite; mientras tanto los fantasmas de la casona son apresados por un cacomixtle que sirve a un amo misterioso, incapaces de ayudar a Leo y a Nando.

A lo largo de una noche que parece eterna, las piezas del rompecabezas van uniéndose hasta revelar las intenciones del monstruo y más allá de ser vencido, es ayudado por Leo para cumplir su misión e irse. El bien triunfa nuevamente, los fantasmas son liberados y los hermanos están reunidos de nuevo, sin embargo, en los últimos momentos volvemos a ver al hombre, vestido de charro, con el que soñó Leo, observándolo de lejos.

La leyenda del charro negro es la última entrega, hasta ahora, de Las leyendas. Comienza inmediatamente después de la historia anterior con Leo, esta vez acompañado de Nando, decidido a volver a Puebla con su abuela. En plena discusión acerca de la familia, se detienen a ayudar a una mujer gitana y ella a cambio lee la mano de Leo, advirtiéndole que si cruza una vez más la línea entre los vivos y los muertos será el fin. En el momento menos oportuno, los hermanos se encuentran con un anciano que les pide ayuda para recuperar algo que le fue robado, ellos cumplen fácilmente con la misión, solo para descubrir que el anciano era en realidad el charro negro y que lo ayudaron a llevarse el alma de Beatriz, hija de un hombre con quien el charro había negociado años antes.

Arrepentido por su error, Leo parte hacia el otro mundo con Nando, sus amigos y Rupertino, el padre de Beatriz. Allí se encuentran con el charro negro y él les dice que para recuperar el alma perdida deben encontrar cuatro tesoros, que curiosamente son objetos que vimos en las películas anteriores. Los personajes cumplen con la tarea, encontrándose nuevamente con los antagonistas de las historias previas, pero finalmente se revelan las verdadera intenciones del charro negro y los amigos de Leo deben tomar una difícil decisión para salvar su alma.

Al final de la película volvemos al inicio. A la catedral de Puebla, a sus calles, a la panadería San Juan y, no menos importante, a la casona de la Nahuala.

Mucho se puede decir sobre Las leyendas, pero uno de los detalles más excepcionales es que, a diferencia de otras franquicias cinematográficas, la calidad de las historias fue mejorando con cada película. Al principio nos encontramos con un niño temeroso del mundo que se arma de valor y enfrenta sus peores miedos por amor a su hermano, convirtiendo a Leo San Juan en un héroe que no vence a lo paranormal, si no que es capaz de verlo y actuar como intermediario entre este mundo y el otro.

De manera sutil, las películas tocan temas cada vez más profundos como la orfandad, el amor materno, los apegos más allá de la muerte y el respeto a la naturaleza. Así, tras cada historia terminamos con un buen sabor de boca al saber que el bien triunfó y que el mal muchas veces no es tal, que es simplemente ambición, un malentendido o la incapacidad de dejar ir.

Más allá del morbo de lo sobrenatural, las películas de Las leyendas nos permiten ver todos estos fenómenos desde el punto de vista más humano que existe: Desde el amor.