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Mujeres literatas | Surf Literario #04

Surf Literario #04, una columna de Estefanía Barrientos


“Anónimo era una mujer”. La escritora Virginia Woolf critica la invisibilización que ha tenido la mujer en la literatura, relegadas a un segundo plano en la vida política, laboral y social, las mujeres han tenido que luchar dentro de un lugar que les había asignado el mundo, el hogar y la familia. Históricamente, una mujer no podía superar intelectualmente a un hombre.

Hasta mediados del siglo XIX en la literatura se condenaba, esa supuesta “inmoralidad” que se relaciona con salirse de sus obligaciones o revelarse ante esa vida que la mujer no eligió. Cuando se desarrolla el romanticismo, movimiento que se caracterizó por exaltar la libertad, mostrar el “verdadero yo” y la rebeldía ante los tiempos que corrían, muy pocas mujeres pudieron estar presentes en la vida pública. Muchas escritoras de la época tuvieron que publicar su obra bajo seudónimos masculinos, como George Sand; otro ejemplo es Jane Austen, ella firmaba sus novelas bajo un seudónimo y nunca pudo ver su nombre real en las obras que consiguió publicar; Cecilia Böhl de Faber firmaba bajo el seudónimo “Fernán Caballero”, una de sus novelas más conocidas es La gaviota; Mary Ann Evans utilizó George Eliot (firmaba de ese modo), y publicó el libro Middlemarch, en donde se expone la vida de varios personajes y los cambios de su pensar según el contexto que les rodea. Otro ejemplo es E. L. James, una de las escritoras más populares dentro del género erótico, su nombre en realidad era Erika Leonard. Como ellas, hubo muchas otras que con sus acciones han hecho que la mujer poco a poco tenga el papel que le corresponde, aunque todavía queda mucho por hacer.

El papel de la mujer como escritora era simple y representaba una imposibilidad dentro de la sociedad. La mujer, como el hombre, también ha sido lectora, escritora y protagonista de historias. Diferentes escritos la han acompañado durante el paso de los siglos. Las mujeres han estado tradicionalmente bajo el mando de un sistema patriarcal, su función estuvo siempre relacionada con la vida familiar, el cuidado de los hijos y la labor doméstica, las cuales parecía que tenían que heredar. Todo ello sin olvidar el desprecio e infravaloración de sus capacidades intelectuales.

Las mujeres han conseguido tener la misma importancia en la literatura que los hombres, pero todavía siguen sufriendo discriminación en muchos lugares del planeta simplemente por expresar públicamente sus pensamientos.

Se trata de leer y dar lugar a los textos escritos por ellas, así la literatura se irá fortaleciendo y convirtiendo cada vez más en un espacio de reconocimiento de sí mismas, y de redefinición mediante las diferentes formas de representación, dejando atrás la diferenciación tajante que en algún momento fue totalmente opacada.

Atención, reconocimiento, y reflexión, para que no tengamos que preocuparnos por ciertos criterios categóricamente impuestos por la sociedad, y para que finalmente recordemos disfrutar siempre de un buen libro sin preguntarnos si lo escribió un hombre o una mujer. Si respondemos a la pregunta ¿Qué papel juega la mujer en la sociedad literaria actual?, la respuesta es todos; el papel de lectora, de escritora, de personaje de historias, y sobre todo el papel de una persona dotada con un poder de creación infinito.