Versailles Anime #15, una columna de Francisco Maldonado
Como les había comentado en la columna del top 10, este año quiero hablar sobre algunos de los animes icónicos dentro del mundillo, como entenderán esto siempre es mucho más delicado que hablar del shounen de temporada, ya que cuando una serie alcanza el puesto de clásico, seguramente tiene a sus espaldas ejércitos de fans que la siguen y la defienden a muerte. No creo que exista la serie perfecta, quiero dejar claro eso. Todas aquí tendrán un análisis objetivo, donde señalemos los aciertos y los errores. A cada anime le dedicaré tres o cuatro columnas, dependiendo de los temas que me llamen la atención. Y con todo esto claro, creo que podemos iniciar.
Esta nueva estructura de la columna arranca con One Piece, uno de los animes y mangas más consumidos alrededor del mundo, no hay una razón en particular para iniciar aquí, más allá de considerar una buena manera de abrirle paso a este nuevo concepto. One Piece es un manga escrito e ilustrado por Eiichirō Oda y actualmente es el manga más comprado en el mundo. Comenzó a publicarse en la revista japonesa Weekly Shōnen Jump el 10 de octubre de 2011, se publicaron los capítulos en volúmenes y actualmente van 1001 capítulos. Por otra parte, Toei Animation realiza el anime que se transmite en Fuji TV desde el 20 de octubre de 1999, manteniéndose hasta el día de hoy en emisión.
A la hora de hablar de One Piece hay muchísimas cosas que se pueden decir, empezando porque para algunos es el mejor anime que han visto en sus vidas y para otros es simplemente basura, pero algo que no se puede negar es que es el manga más vendido en la historia de Japón. Ahora bien, el tener una mayor cantidad de ventas no te convierte en el mejor anime o manga, es más, One Piece tiene algunos errores que mencionaremos más adelante, sin embargo, es un shounen bastante bueno, tal vez no sea el mejor, pero ha hecho muchas cosas bien. Creo que todos vamos a estar de acuerdo que no cualquier manga logra mantenerse con la mayores ventas semanales luego de pasar los mil capítulos publicados. En esta ocasión trataremos de analizar por qué One Piece funciona, lo que hace bien y las razones que lo alejan de ser un shounen promedio, así como también pondremos la lupa sobre sus aspectos negativos.
Comencemos con unos de sus puntos más superficiales, pero no menos importante, su estilo único. One Piece se caracteriza por ser diferente del típico shounen de peleas en lo que a diseño se refiere, su estilo es bastante caricaturesco, tanto la complexión como los rasgos de los personajes son deformes y exagerados, dotándolos de características un poco raras y difíciles de apreciar al inicio, pero presentando todo esto de una manera sencilla, alegre y muy simpática. Aquí es donde decide quemar los libros de anatomía humana y decide incursionar en un diseño más divertido y novedoso, y por lo tanto, más arriesgado. A mucha gente le pasó que, al mirar los primeros capítulos, se les hizo difícil acostumbrarse tanto al diseño como a la animación; es más, personalmente ese fue uno de los impedimentos que por años tuve para empezar a ver el anime. Lo que es importante señalar es que esta misma característica que a muchos no gusta, complica o no convence, brindó al diseño un aire propio, único y reconocible. Le daba carácter y personalidad versus el típico diseño shounen que se presentaba en la época. Luffy (protagonista), era todo lo opuesto al ideal de belleza y masculinidad que se plasmaba en los protagonistas de esa época. Aquí hablamos de un tipo enclenque, vago, se picaba la nariz, etc. Si bien compartía muchas de las características del protagonista Nekketsu (acción y peleas), su apariencia lo mantenía como alguien memorable. One Piece decidió sacrificar un poco el realismo para acercarse mucho más a los sentimientos, brindando así una mejor inmersión.
De la animación no hay mucho de decir, en los primeros capítulos se puede notar que no creían mucho en el proyecto, aún más cuando hablamos de Toei Animation y sus animadores filipinos (Goku fase 3); esas primeras emisiones tenían una calidad bastante mediocre, lo que, por suerte para los fans, después daría un vuelco bastante notorio. Ya dentro de otros aspectos técnicos como la banda sonora, podemos decir que la serie tiene una de muy buena calidad, los sentimientos de melancolía y aventura que logran evocar son casi insuperables, pero volvemos a lo de antes, Toei Animation no creía en este anime, por lo que en las primera sagas, terminarás harto de escuchar la misma banda sonora una y otra vez. El soundtrack de la serie es excelente, pero funcional, ya que aún cuando se expande, funciona muy bien con exactamente lo que la serie quiere transmitir y no mucho más.
El mundo de One Piece es uno de los más “vivos” y únicos que vamos a encontrar en el anime, aquí es donde Oda nos demuestra que no es un mangaka cualquiera, porque, aunque tiene errores, nadie puede negar el bestial trabajo que hizo al construir su mundo. El autor logró que el espectador se sumerja muy fácilmente en su historia y que a su vez genere interés por el medio que rodea a los personajes, culminando en algo que caracteriza a esta obra, el sentimiento de aventura. Hay varios factores para tomar en cuenta, pero yo me voy a enfocar en cuatro, el planeamiento de su historia, el movimiento de su mundo, la implementación de los secundarios, y la caracterización de los escenarios. Comencemos con el planeamiento previo, Oda es un mangaka que tiene una muy buena organización de su historia, es más, él ya sabe el final del manga desde la publicación de los primeros capítulos. El tener un planeamiento previo, permite que la historia se vuelva más orgánica y que los giros que se vayan implementando a lo largo del desarrollo de la trama, no se sienten forzados o como conveniencias. Es por esto que la historia resulta atrapante, Oda es capaz de entrelazar sucesos del capítulo 400 con otros del 3, para posteriormente concluir con los acontecimientos del capítulo 700. Esto obliga tanto al lector como al espectador, a estar más atento para conectar estas redes de información. El tener una historia tan bien preparada y planificada, lleva a que su narrativa fluya de mejor manera, para que, al momento de dar una gran revelación, se sienta mucho más creíble y tenga un mayor impacto en el espectador. Un gran ejemplo y al mismo tiempo el más conocido es el Haki, el cual fue revelado en el arco del Archipiélago Sabaody, para ser más específicos, entre los capítulos 385 y 405. Su incorporación a la trama fue bien hecha y esto por el simple hecho de que, desde el principio, desde el primer capítulo, se presentaron indicios de su existencia. Cuando vemos a Shanks utilizar su Haki del Rey contra la serpiente marina para salvar a Luffy, no se siente como un power up inventado de la nada.
Este mundo está en constante movimiento, mientras Luffy y sus nakamas están en determinada isla haciendo algo, el resto de secundarios y terciarios que se nos ha presentado, están activos, ejerciendo cambios en su entorno y por ende en el mundo de todos. Cada quien es importante en su historia y eso es algo que Oda deja muy en claro, el foco de atención no está solamente en los protagonistas, la trama no avanza solo por ellos, no pasa como en Fairy Tail donde la historia está tan enfocada en el gremio principal, que todo lo que pasa a su alrededor deja de ser relevante y cuando la serie quiere abarcar algo de eso, no conectas. En One Piece, mientras unos pescan, otros pelean y los demás viajan, pero nos enteramos de todo, porque todo es relevante y todo aporta. Otro ejemplo, la batalla de Ace y Barba negra culminó en las sagas de Impel Down y Marine Ford. Esto nos da la sensación de que su mundo está vivo y de que saliendo de la perspectiva de Luffy no nos espera una gran pantalla en negro, sino que hay cientos de personajes con sus propios arcos y aventuras, los cuales también son relevantes y empujan la trama.
Por otra parte, al saber la locación y las acciones de otros personajes que no sean los protagonistas, nos lleva al tercer punto de este enfoque, la correcta implementación de los secundarios. Saber donde está cada uno lleva a que su implementación no termine siendo conveniente o forzada, por ejemplo, Ace no puede venir a ayudar a Luffy si sabemos que está a tres islas de distancia. Esto no ocurre en animes como Bleach, donde llegan personajes secundarios de la nada, no sabíamos dónde estaban o qué estaban haciendo, pero van a salvar el día, lo que los lleva a perder relevancia luego de su saga de turno. Todos estos movimientos le restan coherencia y realismo al mundo que nos plantean, moviendo la línea de lo verosímil cada vez que se requiere. Esto es algo que One Piece logra evitar gracias a la gran construcción que posee, si todo lo antes mencionado lo mezclamos con el enorme talento que tiene Oda para unir los géneros de acción y fantasía, obtenemos dentro de esta obra uno de los mundos más vivos, realistas y creativos del anime.
Llegamos a nuestro último punto, la caracterización de sus escenarios. Cada saga de One Piece resulta memorable por la caracterización que tiene detrás, aquí encontramos la idea de que el escenario es un personaje más, este concepto está muy bien planteado y se utiliza mucho en cinematografía. Dicho de otra manera, hablamos del poder sugestivo que tiene o puede llegar a tener una locación. Cada isla es distinta a la otra, cada una tiene su propia cultura, tienen creencias y jerarquías diferentes, y todas están plagadas de referencias a nuestra realidad, ya sean estas literarias, religiosas, históricas o culturales. Con esto la serie consiguió que el espectador se sintiera cómodo, que el medio que lo rodea sea familiar, sin dejar de lado la generación de sentimientos de curiosidad y aventura, gracias a la manera en que Oda consigue integrar aspectos fantásticos en la obra. Es por esto que, si la serie te presenta una ciudad en el cielo, no te lo cuestionas, sino que lo terminas asimilando y aceptando porque sabes que eso es algo propio de su mundo. Oda consigue que la manera en la que integra los nuevos escenarios sea natural para nosotros, esto es algo que muy pocos pueden lograr, todo el tiempo tienes la sensación de que toda esa isla o civilización no se creó de un día para otro, sino que siempre estuvo ahí, esperando a ser descubierta no por los personajes necesariamente, sino por nosotros. El mundo de One Piece puede negociar muchas cosas, pero nunca el sentimiento de aventura, en todo momento nos invita a ser curiosos, a preguntarnos que hay más allá, con la certeza de que lo que descubramos será aún más increíble. Porque cada isla es igual de humano que cualquier personaje de la serie.
Como toda obra, Once Piece no es perfecta. Si bien sus personajes interactúan muy bien entre sí y nos proveen de una red de información relevante, también es verdad que decaen en su evolución a lo largo de la historia. Si bien Luffy tuvo un cambio de perspectiva luego de darse cuenta de que no se puede conseguir algo con solo quererlo, que debía mejorar luego de ver morir a su hermano y de no poder hacer nada mientras sus nakamas desaparecían a mano de Kuma, este termina el único cambio significativo que sufre el protagonista en más de mil capítulos. En otros aspectos todos siguen siendo los mismos que cuando aparecieron, también los desarrollos caen en lo repetitivo, todo ser vivo que existe en el anime tiene un pasado trágico y si a eso le sumamos a que en el anime repiten los flashbacks tanto como sea posible con tal de no alcanzar al manga, el recurso se termina volviendo tedioso. En este aspecto es preferible leer el manga, ya que Toei Animation con tal de alargar los capítulos hacen cualquier cosa, así que no te sorprendas si durante diez capítulos seguidos ves los mismos flashbacks.
El plotarmor se puede describir en términos sencillos como la protección que el autor le da a uno de los personajes. El uso que el anime le da a este recurso desvalúa un poco su historia, la debilidad que tiene Oda por no matar personajes realmente lo perjudica, ya que sabes que nunca les va a pasar nada a los miembros de la tripulación. Nadie va a morir y nadie va a estar en una verdadera situación de peligro, por lo tanto las batallas pierden tensión. Es real que el anime es exageradamente largo, su historia se podría contar fácilmente en menos de 500 capítulos, pero lo que nos compete hoy es analizar las razones por las que es un buen anime y de cómo no hay que juzgarlo solo por su duración, acá simplemente enmarco que One Piece como cualquier otro anime tiene muchos errores, pero el tema es que sus aspectos positivos pesan mucho más que los negativos.
Si hay algo que muchos señalan como negativo en la serie, es la impresionante cantidad de suerte que tiene nuestro protagonista, eso de siempre encontrar a la persona indicada o de estar siempre en el lugar correcto, conocer a la persona que justamente podía llevarle a cierto lugar o darle la información determinante, etc. Pero en mi perspectiva esto ocurre debido a una fuerza mayor y que se ha explicado a lo largo de toda la serie, la voluntad de D. El que Luffy tenga todos estos “golpes de suerte” y que los mismos sean continuos no es una cuestión de conveniencia del guión, se trata del destino, de una voluntad que se heredó generación tras generación. De aquel chico del East Blue que pronunció las mismas palabras del gran general Goldie Roger sin siquiera coincidir en la misma era, una voluntad que lleva a que todas estas personas terminen conociéndose, porque estaban destinadas a hacerlo para un bien mayor. Un apellido que esconde el misterio más grande de toda la serie y que al mismo tiempo envuelve a cada personaje de One Piece y su historia.
El siglo vacío, la censura del gobierno mundial y la exterminación de toda una civilización, estamos hablando de una historia que aparece y se desarrolla desde el primer capítulo, siendo esto lo que justamente señalé desde el inicio, la increíble cabeza que tiene Oda para atar cabos entre diferentes capítulos sin importar cuán distantes estén uno del otro. El ver como tiene todo planificado desde el comienzo, el cómo alimenta tu cerebro para poder interpretar todo y formar tus propias hipótesis, para que, sin darte cuenta, ya estés totalmente dentro de su mundo y en la historia que lo rodea. El que te revele un hecho muy importante para que tiempo después te des cuenta de que siempre estuvo delante de tus ojos, donde hasta la escena más simple pueda ser de vital importancia en el futuro.
– ¡Yo soy Roger! ¡El destino decidió que nos conociéramos, Rayleigh! – ¿El destino? – ¿Quieres causar una revolución en el mundo conmigo? – ¿El mundo? – ¡Ya te lo dije, para causar una revolución en el mundo! ¡Vamos, zarpemos Rayleigh!
Toda obra tiene sus errores, obviamente unas más que otras, es ahí dónde uno puede darse cuenta si un anime es bueno, malo o excelente. Esta serie tiene clichés, tiene defectos y puede llegar a ser muy predecible en su desarrollo, en el sentido de que ya sabemos que Luffy será el rey de los piratas, y que su interacción con cada isla se estructura de la misma forma. El contrapeso lo pone su historia, una que es totalmente indescifrable. Lo que ha logrado Oda es increíble, por lo que no entiendo cuando alguien desprestigia la serie solo por ser larga o por la animación de sus inicios. Confieso que no es mi anime favorito, tal vez no entra en mi top personal, pero no puedo dejar de reconocer la calidad que tiene. Tal vez su mayor problema sea que con su extensión ha generado mucha ansiedad en los fans por saber si logrará cerrar la obra de manera adecuada, aunque visto lo visto, creo que Oda le dará el final que se merece, el que cree necesario, el que encaje con el universo que decidió compartir con nosotros. Siempre es bueno recordar que estos universos no nos pertenecen, somos visitantes, observadores externos de su desarrollo, así que por ahora veamos, leamos y disfrutemos.
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