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Quinceañera | Apología de lo mundano #15

Apología de lo mundano #15, una columna de Paola Arce


En México y otros países de Latinoamérica, cada que una adolescente cumple quince años, se acostumbra a hacer una gran celebración en su honor. Una tradición, que como muchas otras fueron el resultado de época Porfirista. Aunque algunas fuentes lo relacionan con las prácticas en el México prehispánico en donde, a determinada edad, una mujer era instruida en sus deberes propios de mujer. Pero el origen resulta irrelevante si vemos el macabro trasfondo de esta hermosa tradición: ofrecer, a los tiernos quince años, a una mujer en sociedad. Aunque aquí comúnmente se le llama presentar en sociedad. El machismo, como proceso histórico, estructura los lugares y momentos que las mujeres han de ocupar. Pero antes de entrar en los detalles de fondo y forma, sin ir muy lejos de lo predecible, era una practica a la que no toda la población tenía acceso pero pronto, con la evolución de los medios de producción, la tecnología y conflictos armados llego a convertirse en una práctica popular.

Para 1987 y con boom de la televisión abierta se produjo la adaptación a telenovela de la película Quinceñera (1960), protagonizada por la estrella de timbiriche, Thalía y la estrella de ¡¡ Cachún Chachún Ra Ra!! Adela Noriega. Que se habían convertido en el modelo a seguir de cada quinceañera mexicana. Esta producción se posicionó como el manual de Carreño del país. El tema con los personajes con los que te puedes identificar es que se representan muy nítidamente las creencias y formas de pensar dominantes de la época. Incluso, una de las frases dichas en esta Telenovela se convirtió en un neologismo muy popular para para pedirle a alguien que se calmara, con un: “sereno moreno”. Una verdadera influencia en los actores sociales. Blanca Sánchez encarna a una mujer que está cómoda con su sexualidad que se traduce a villana. Dentro de la historia hay madres que no toleran que les “roben a sus hijos” porque ninguna mujer es lo suficiente para sus príncipes. Varios cuadros de Thalía y Adela cambiándose la ropa y bueno un montón de paletas de sombras en el final de los 80’s. Es a partir de este momento que las fiestas de quince años comienzan a tener su toque particular, ya que lo mostrado en la telenovela se convertía en la forma en que debe de ser. La canción que acompañaba el opening fue también una gran tendencia, recordemos un par de frases: “Ahora despierta la mujer que en mi dormía”, oh, ok. “y poco a poco se muere la niña”. La completa idea que envuelve la fiesta de XV años es sobre dejar atrás la niñez y comenzar la vida adulta, una expectativa muy alta para una adolescente, pero es el paso para dejar saber que está lista para “casarse”.  Las tradiciones y costumbres en ocasiones también funcionan para legitimar ciertos discursos. No todas pueden ser como el día de muertos.

Los XV años tienen una estrecha relación con el catolicismo. Es, literalmente, una ceremonia para bendecir a la susodicha. Aunque con el tiempo, se han convertido en una fiesta de cumpleaños por todo lo alto y ha dejado de lado algunas convencionalidades del pasado. Hay cosas distintivas de una fiesta de quince años: el baile clásico y el baile moderno, los chambelanes que acompañan a la festejada, los cambios de vestuario ¡el vals! Chayanne se ha mantenido por décadas con su tema Tiempo de vals (1990) para esta parte del espectáculo y pude ver más de 10 coreografías con Se busca de Duo Inkas. Es curioso que todas las fiestas que involucran una celebración Católica son realmente similares: con grandes vestidos y trajes, un pastel, globos largos, centros de mesa, manteles de colores y el padrino borracho. El baile es una parte importante, no pude faltar la Salsa, Caballo Dorado o El Payaso Del Rodeo.

Es sin duda un referente cultural, tiene una gran importancia entre las familias migrantes latinoamericanas y sus descendientes. “La quinceañera” se ha convertido también en un signo de identidad como comunidad.

Las tradiciones se transforman y la crítica de “las cosas como siempre han sido” apertura la posibilidad de diálogos y análisis. Sin dejar de lado que la manera en la que nos construimos va tomando piezas del entorno y que ahora vivimos en la época de las diferencias y posibilidades. De pronto el paradigma ha cambiado de “esta es la forma” a “puedes elegir la forma” y si bien es un elemento alentador, el hecho de tener posibilidades de pensamiento no significa que todas sean elegibles. Siempre habrá una manera de torcer el discurso.

Los mexicanos somos reconocidos por nuestra alegría y grandes ansias de celebrar lo que sea y me parece una buena definición. Es importante la diversión, el baile y la alegría ¿mi parte favorita? Sin duda el pastel, una gran torta de cuatro pisos con extra merengue.