Surf Literario #12, una columna de Estefanía Barrientos
La historia del arte está llena de relaciones entre artistas que se hacen presentes en una línea muy delgada entre el amor y el odio. El acto de creación de cualquier obra de arte es normalmente un proceso personal. Es una especie de necesidad de creación, de ella surge la motivación y la voluntad que dará fuerza para iniciar una obra, adentrarse al tema y mensaje que se desea transmitir, y buscar la mejor forma de manifestarlo. Esta necesidad también es motivada por la inquietud de querer transmitir una idea, la originalidad de dicha representación artística se expone en la visión personal del artista. El artista también busca ser valorado y comprendido por aquellos que se dedican a su misma profesión. Generalmente se sabe cómo las colaboraciones entre artistas han impulsado nuevas ideas, pero se dice poco de cómo las rivalidades entre artistas ha motivado e impulsado el crecimiento en el arte.
Hay un libro titulado El arte de la rivalidad de Sebastian Smee, en el se adentra en la rivalidad de grandes personajes de la historia del arte y de como estas disputas los inspiraron para posteriores creaciones artísticas. A continuación, algunas de estas rivalidades específicamente en el ámbito literario. Gabriel García Márquez, reconocido escritor de cuentos y novelas, periodista y crítico y Vargas Llosa, el escritor peruano autor de libros como La ciudad de los perros (1963), La casa verde (1966), La tía Julia y el escribidor (1977). Por cierto éste último premio nobel de Literatura 2010. No se sabe a ciencia cierta las causas exactas de la fricción que existió entre estos dos grandes de las letras, lo que se sabe y aún se sigue especulando es que Gabo y su familia apoyaron a la entonces esposa de Mario Vargas Llosa cuando éste tenía problemas matrimoniales con ella. En cierta ocasión sucedió que, durante el estreno de una película en 1976, Vargas Llosa soltó un golpe en el ojo a García Márquez, tumbándolo. Todo esto quedó grabado.
Una de las rivalidades literarias más comentadas es la de Quevedo y Góngora, ambos pertenecientes al llamado Siglo de Oro. Es muy sabida la rivalidad literaria que sostuvieron. Todo inició por un poema titulado “Contra Don Luis de Góngora” escrito por Quevedo, porsupuesto Góngora no se quedaría de brazos cruzados y le contestó con un par de versos tachando a Quevedo de ignorante. Esto tan sólo fue el inició porque uno y otro se insultaban de la manera en la que podían desde sus trincheras literarias, pues cada uno también defendía una técnica y estética diferente. Existen muchos sonetos que son muestra clara de la rivalidad entre estos dos grandes literatos. Otras rivalidades literarias son la que hubo entre James Joyce y Marcel Proust o entre Albert Camus y Sartre. Los dos últimos mencionados furon escritores, dramaturgos y ensayistas, críticos de literatura y teatro, filósofos y editores, y ambos fueron galardonados con el Premio Nobel de Literatura. No obstante, muchos factores los separaban. Uno y otro pertenecían a mundos distintos, por consiguiente, sus visiones no sólo en lo literario sino en lo político eran muy diferentes. Se sabe que Sartre trató de incorporar a Camus a la revista “Tiempos modernos”, Camus rechazó la oferta pues no compartía los mismos valores que la revista trataba de promover, posteriormente tanto Sartre como Camus se harían de palabras, pues cada uno expresaría en diferentes momentos sus desacuerdos en cuanto a las publicaciones de dicha revista. Cabe decir que antes que Sartre, Camus fue galardonado con el premio Nobel, Sartre rechazó el premio dejando claro que el motivo no era porque le habían otorgado el premio a Camus antes que a él. Transcurrido el tiempo le realizaron una entrevista a Sartre en donde expresó que Camus fue probablemente su último buen amigo. Sin saber si lo dijo en sarcasmo o no, lo cierto es que del odio al amor hay sólo un paso, como el caso de Verlaine y Rimbaud que tras una tormentosa relación amorosa, huirían juntos a Londres. Tras pasar el exilio Verlain tendría una fuerte discusión con Rimbaud al punto de dispararle en la muñeca, posteriormente Verlaine fue condenado a dos años de prisión y Verlaine se recluyó en una granja, ahí fue dónde Rimbaud escribiría Una temporada en el infierno, una de las obras más aclamadas del llamado Modernismo.
Un ejemplo más serían Cervantes y William Shakespeare. Aunque hay dudas de la enemistad de estos dos genios, e inclusive por otra parte se habla de una amistad y mutua admiración, claro que la realidad no ha desalentado la imaginación de otros escritores que contemporáneamente han tratado de hallar relaciones, enemistades, encuentros, e influencias entre ambos. La rivalidad que sí es segura es nuevamente la del mismo Cervantes y Lope de Vega, se dice que el que inició esta “rivalidad literaria” fue Lope de Vega, ya qué en cierta ocasión expresó; “De poetas, muchos están en ciernes para el año que viene; pero ninguno hay tan malo como el Cervantes ni tan necio que alabe a Don Quijote”; al saber esto Cervantes le contestó, y eso pondría fin a la supuesta amistad que antes existía.
Existen muchas enemistades en el arte, muchas “rivalidades literarias”, si algo bueno se puede obtener de todo esto, son los maravillosos textos que podemos disfrutar de estas disputas. Baruch Spinoza dijo “Los hombres construimos muchos muros, pero pocos puentes”, esos puentes deben ser nuestro apoyo, críticas constructivas, solidaridad, empatía, y la unión que debemos mostrar para crecer individual y colectivamente, no sólo en el arte sino en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
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