Una historia de piratas. Aventuras y emociones para la juventud lectora

El espejo enterrado #33, una columna de Daniel Luna

Existen muchas razones por las cuales se busca recomendar la lectura a un público joven. La primera de muchas es por el bien académico, personal o espiritual que este hábito proporciona. Lamentablemente, al mismo tiempo la literatura juvenil se encuentra atrapada en un prejuicio editorial pues por mucho tiempo la crítica la catalogó como poco creativa, sencilla y “ligera”. Adjetivos que subordinaron su publicación a un instrumento de ventas en lugar de una pieza clave para la expresión escrita. No obstante, quien haya leído algunos de estos títulos ha encontrado en su interior un sistema muy completo que permite acercar a un lector inexperto al inicio de lo que podría convertirse en una gran aventura.

La literatura para jóvenes no es solo un desafío para el lector, sino que también representa una tarea complicada para los escritores pues los obliga a deconstruirse a sí mismos en el proceso para entablar un lazo con un auditorio muy diferente a ellos. Sin contar la calidad de los temas los cuales se subscriben en la dicotomía de la claridad y lo complejo para hacer a su obra atractiva e interesante.

Un ejemplo de lo anterior es la novela de José Luis Trueba Lara publicada por la editorial Alfaguara Juvenil bajo el título de A sangre y fuego. La historia del pirata Bermejo. Una novela que comparte una historia de piratas la cual promete aventuras y emociones poco conocidas para las generaciones modernas.

Partir al mar, desprenderte de la tierra y comenzar un viaje a lo desconocido son elementos de la característica nómada que los seres humanos han tenido a lo largo del tiempo con diferentes representaciones. El núcleo principal del desdoblamiento de nuestra condición narrativa se encuentra en la premisa del deseo por conocer el mundo más allá de los límites de la observación.

Escuchar el océano, las gaviotas y sentir el salitre en el aire que respiras son características de un mundo que existe distintos formatos y que en esta novela se desarrolla alrededor de la vida de un niño que por diferentes infortunios zarpa rumbo al Nuevo Mundo. Sin embargo, encuentra más adversidades al encontrarse con la violenta vida del mar. Después de varios motivos termina abordo del Jabalí, un barco bucanero en donde viaja con más personajes sin destino quienes buscan la siguiente aventura.

Cañones, tesoros y Jolly Rogers forman parte de esta trama lo cual guarda una conexión histórica con otro pasado también interesante pues antes de que México fuera a México este territorio pertenecía la Nueva España y en ella uno de los principales peligros eran las invasiones por el mar. La novela cierra con un guiño hacia la Inquisición y directo a la cantidad de injusticias que permeaban en ese tipo de sistema coloniales.

Para Bermejo, el apodo de este pirata por su tono de su piel derivado de las quemadas y llagas que recibe a lo largo de cada episodio, esta historia no tiene un final épico como podría merecerlo. Lo anterior, debido a que su desenlace funge más como el comienzo de una historia más profunda.

Un rasgo del cual lector también forma parte ya que la estructura está dirigida a través de la segunda persona del singular, siendo un tú general el protagonista al cual la voz que escribe se refiere durante todas las páginas invitando a personificar al personaje principal y la búsqueda de más lecturas. Además de que Bermejo tiene la edad perfecta para el público ideal de este tipo de publicaciones haciendo a este ejercicio sencillo de realizar.

Finalmente, la obra se revela como un título fascinante que se desenvuelve por sí solo y que lleva al lector a involucrarse dentro de los conflictos de internos de cada capítulo. El autor cumple lo que promete y a la vez acerca al peregrino a un mundo más amplio, efecto similar a la metáfora que se encuentra inscrita en el viaje pues se desconoce el rumbo de la siguiente isla, al igual como se ignora el contenido que depara el próximo libro por lo que es una gran opción para fomentar el goce por la lectura y el mundo pirata.