De diseño y cosas atroces #02, una columna de Carolina Quinto
Si bien el diseño tiene la intención de mejorar la calidad de vida, debemos preguntarnos ¿Qué es mejorar la calidad de vida? Si tener más productos a precios pequeños, entonces el diseño cumple con esa función, pero hoy en día sabemos que tantos productos y sobre todo los desechables nos están ahogando, consumiendo y quitando lo que nos mantiene con vida. Comencemos por definir un poco qué es diseño. Este es un proceso que implica la creatividad para la generación de productos o servicios con un alto grado estético y que cumplen con una función. El diseño tiene muchos apellidos, como puede ser el diseño gráfico, el diseño de modas, diseño industrial, diseño de producto, diseño web, etc. Hoy en día se ha convertido en una palabra muy socorrida para denominar a un proceso que lleva la ideación y creación de un producto o servicio. Sin embargo en esta columna lo abordaremos como una disciplina que genera productos, es decir cosas materiales y tangibles. Una de estas variantes que tanto desperdicio genera, al mismo tiempo de utilizar grandes cantidades de recursos ya escasos como el agua, es el diseño de modas, o más bien, la industria del fast fashion que es un gran problema pues genera enormes cantidades de ropa que son utilizadas por temporadas muy cortas. Uno de los problemas con estas prendas es que la calidad de los materiales con los que están fabricados tienen un tiempo de uso muy corto, además de ser sintéticos y derivados del petróleo, por lo que tardan cientos años en degradarse. Son prendas de tiendas en centros comerciales que han estudiado al consumidor milimétricamente para enamorarlo y atraerlo a seguir consumiendo y estar a la moda. Pero rara vez nos detenemos a pensar el costo real que tiene estar a la moda, como consumidor lo que percibes es que pagas un precio bajo por la prenda y que es una ganga… pero el impacto de ese precio bajo, lo estamos pagando con la degradación del medio ambiente y otros seres humanos. Pues en la mayoría de los casos las políticas de las compañías no tienen escrúpulos en poner a trabajar en condiciones poco dignas a los que fabrican estas prendas, para adentrarnos más en este tema solo basta leer el libro de Naomi Klein, No Logo, quien investiga y se adentra en como las grandes industrias de la moda operan, dejando muy mal paradas a muchas de ellas.
El diseño gráfico con todas sus divisiones, como el diseño editorial y publicitario, también tienen lo suyo, la producción de los insumos para las salidas finales también consumen recursos al por mayor, como papel, tintas y agua, que en la mayoría de los casos contaminan y deforestan grandes extensiones de tierra, pues son productos efímeros que solo se utilizan por unos instantes como los catálogos de las tiendas que lo recibes durante la visita y lo desechas al finalizar tus compras en la tienda, y si consideramos que mientras más cantidad se imprima más barato sale, los tirajes con los que las tiendas se aventuran a buscar estos medios publicitarios es hablar de miles y miles de catálogos desechables.
El diseño industrial que está encargado de la generación de nuevos productos también hace lo suyo, solo obsérvese la cantidad de desechables que podemos consumir, vasos, platos, cucharas tenedores y una lista infinita de consumibles que se han vuelto casi indispensables en nuestra nueva vida mejorada. Y no solo son objetos pequeños, también los hay más grandes como sillones, libreros, camas, etc. que se elaboran con materiales poco resistentes con un alto grado estético y de nuevo a un bajo costo para el consumidor, pero que en realidad su tiempo de uso es reducido por los materiales sintéticos con los que se han construido.
Y así podemos dar miles y miles de ejemplos de como la industria y el diseño nos ha invadido con productos fugaces. El problema con el diseño desde mi punto de vista no esta en el proceso creativo, ni en querer mejorar la vida, ni en tener objetos de alto valor estético. Sino en la producción ilimitada y salvaje con la que se producen.
El diseño como ya lo vimos en la definición siempre cumple con tres aspectos que son el Estético, el Funcional y el Técnico. En este último es donde radica el problema, las soluciones y salidas que se le da al diseño son las que están generando islas de basura. Las cuales se forman de todos esos productos desechables que indiscriminadamente nos deshacemos sin preguntarnos a donde van a parar. Mientras salgan de nuestra vista, damos por hecho que hemos limpiado, pero no vemos el alcance y destino que tienen esos desechos.
Estoy convencida que es responsabilidad de todos tomar acciones para reducir el impacto negativo en el medio ambiente. Cómo diseñadores es difícil ir contra la corriente, pero debemos tratar de buscar opciones que reduzcan esos desperdicios, buscar alternativas de insumos biodegradables o reciclados, al mismo tiempo que de promover la investigación en pro de la búsqueda de materiales que den al diseño salidas más amigables con el medio ambiente, para que el diseño y la basura dejen de ir de la mano.
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