Surf Literario #09, una columna de Estefanía Barrientos
Quiero hablarles de una maravillosa escritora que merece la pena ser mencionada, pero por mucho, ella es Carson McCullers. Levantó desprecios y pasiones entre compañeros y críticos por ser la escritora de los inadaptados. Nació en Columbus, Georgia, 1917 y murió en 1967. Su legado consta de relatos, obras de teatro, algunos ensayos y su única novela larga El corazón es un cazador solitario. Sus historias contaban con personajes catalogados como “raros”, como ella misma, una chica poco femenina, soñadora y amante de la música, cuyas fantasías la hicieron evadirse de las miserias familiares, tal y como se puede apreciar en esta novela considerada una de sus mejores obras. Escribió sobre la soledad, pero más que nada, de la que trae el amor no correspondido, y también de la que se aloja en los corazones incapaces de amar. No era una mujer políticamente activa, y mucho se debía a su delicada salud que le impedía involucrarse por completo en temas que le preocupaban. Quizás uno de sus personajes más recordados sea el personaje de Frankie, en Frankie y la boda, que trata de una niña solitaria de doce años que experimenta sensaciones y sentimientos que le cuesta entender y poner en palabras; en fin, hay muchos personajes que tienen que ver con una mujer complicada, difícil y poco comprendida.
En La balada del café triste la autora describe el amor en estas palabras “la mayoría preferimos amar a ser amados. Casi todas las personas quieren ser amantes. Y la verdad es que, en el fondo, el convertirse en amados resulta algo intolerable para muchos. El amado teme y odia al amante, y con razón: pues el amante está siempre queriendo desnudar a su amado. El amante fuerza la relación con el amado, aunque esta experiencia no le cause más que dolor.” Un relato dramático y triste, pero vale la pena leerlo.
Fue contemporánea de Katherine Anne Porter y Eudora Welty. Hablamos de una mujer que hizo de la literatura su guarida, el espejo en donde se percibe sensible, sublime y a su vez decadente.
Carson escribió en algún momento “La imaginación es más verdad que la realidad” pero también “¿Pero hay algo más íntimo que la propia imaginación? La imaginación combina memoria con intuición, combina realidad y sueños” Ello me pone a pensar sobre la mujer que mediante su pluma cuestionaba, imaginaba y sentía lo que a través de una mirada triste ocultaba.
Carson nos pone a pensar con una especie de referentes y simbolismos, es decir; aquello que le permite ir más allá de la simple referencialidad y escapar del realismo más trivial y/o insustancial. Se refleja que la realidad para McCullers, no es ni el punto de partida ni el punto de llegada de una narración, pues como dice una frase: “El principal activo de un escritor es la intuición; un exceso de hechos dificulta la intuición. Un escritor necesita saber muchas cosas, pero hay muchísimas otras que no necesita saber”.
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