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GAIA: una propuesta sudafricana de horror ecológico | Por una senda oscura y solitaria #12

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Por una senda oscura y solitaria: literatura, cine y arte de horror #12, una columna de Ernesto Moreno


Junto con la alarmante noticia del Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas, de que la temperatura del planeta está subiendo de una manera que no tiene precedentes, nos llega una propuesta fílmica de lo que llamaremos “horror ecológico” desde Sudáfrica.

La película Gaia está dirigida y producida por Jaco Bouwer, con guión de Tertius Kapp y las actuaciones de Monique Rockman, Carel Nel, Alex Van Dyk y Anthony Oseyemi. Tuvo su presentación en este año, en el “South by Southwest”, que es uno de los festivales de cine menores que se lleva a cabo en Texas, recibiendo buena críticas.

La historia nos relata las aventuras que Gabi y Winston -dos guardias forestales en las selvas de Sudáfrica- viven cuando al adentrarse en la jungla, uno de sus drones se pierde misteriosamente. Winston caerá en una trampa y será invadido por lo que parecen ser una especie de hongos que poco a poco, lo van convirtiendo en una parte más de la selva. Por su parte, Gabi caerá en las manos de dos hombres blancos, padre e hijo (Barend y Stefan), que viven como hombres de la jungla.

Al parecer, esas regiones alejadas y agrestes están habitadas por esta familia, que durante el día, cazan, construyen trampas y le rezan a “algo” que habita en el tronco hueco de un vetusto y extraño árbol, y durante la noche se esconden de lo que merodea en la oscuridad. Gabi irá aprendiendo con ellos, que la selva es mucho más una extensa e insondable marea verde.

La curiosidad lleva a nuestra protagonista a buscar pistas que le ayuden a comprender lo que sucede, así descubre documentos científicos que refieren una extraña investigación sobre algunas especies de hongos que habitan en la selva. Al parecer el jefe de la familia fue un científico bastante importante, pero ahora es un fanático de la fuerza que domina la jungla, a la cual él le llama “Dios”.

Después de tener intensas alucinaciones y pesadillas relacionadas a la influencia que esta clase de fungi tiene en los seres humanos, Gabi logra platicar con Barend y Stefan, conociendo algunos de los secretos que guardan. Barend le compartirá una teoría enloquecida sobre la madre tierra, y como ahí habita una fuerza que es muy anterior a la humanidad y que seguramente estará ahí cuando ya no exista la civilización.

Gabi logra convencer a Stefan de que huya junto con ella, y ahí se desata una dinámica de desconfianza, de mentiras y violencia, que junto con los humanos infectados que atacan de noche, y la fuerza misteriosa de los hongos, construirá un coctel perfecto para el horror.

Una combinación entre esas películas sobre el terror selvático, como Green inferno, y las conocidísimas italianas sobre canibalismo en el amazonas, y una filosofía ambientalista, más parecida a Avatar, nos entrega esta pieza de horror que intenta llamar la atención ante la devastación que la humanidad está provocando en el planeta. A fin de cuentas, el cambio climático es real, y los horrores que están ocurriendo también. Según la Organización de las Naciones Unidas, en los próximos veinte a treinta años, el daño por las emisiones tanto de fábricas como de transportes, será irreversible.

El “horror ecológico” no es nuevo, pero tal vez sea tiempo de que comencemos a tomar conciencia de nuestro entorno, para que no tengamos después que lamentarnos. Me parece que este tipo de películas son una propuesta muy actual, ya que a fin de cuentas, los monstruos son una metáfora de nosotros mismos.


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