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Poesía y Humanidades

Inmersión a lo siniestro en L’Atelier des Lumières | Surf Literario #20

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Surf Literario #20, una columna de Estefanía Barrientos


En un primer análisis pareciera que la belleza nada tiene que ver con lo siniestro, ¿Qué relación podría existir entre una y otra? Las respuestas se siguen formulando, resulta que no hay claridad muy precisa para delimitar una categoría de la otra, pero son muchos los estudiosos que han reflexionado entorno a ambas. Rilke expresa la relación con lo siniestro de la siguiente manera “Lo bello es el comienzo de lo terrible que los humanos podemos soportar, y ese comienzo inicia en la aventura hacia la tiniebla, en donde aquello que debe permanecer oculto produce el sentimiento de lo siniestro.”

El Atelier des Lumières, es el primer centro de arte digital de París que presenta exposiciones inspiradas principalmente en Gustav Klimt, Vincent Van Gogh, Japón y el Universo. En primera instancia se trata de vivir una experiencia en la digitalidad, la percepción en el arte siempre nos expone a vivir subjetivamente las emociones, los sentimientos que podemos experimentar al apreciar una obra. Todo surge en este caso particular por percepción visual o visión, siendo éste el proceso por el cual se descubre a partir de imágenes que es lo que está presente y de una manera más viva se complementa con la experiencia auditiva que moldea una contemplación integral en la concepción del sujeto.

El arte que hoy se intenta crear explora los límites de la belleza misma en concordancia de categorías impensadas como lo siniestro. Eugenio Trías en su libro Lo bello y lo siniestro desarrolla la hipótesis manifestando que lo siniestro constituye condición y límite de lo bello, destacando la presencia de lo siniestro como un complemento dentro de la obra artística; en cuanto a la categoría de lo bello, expresa en el cual el goce estético va más allá de un principio limitativo en el que queda restringido el principio de la belleza, por eso indaga en entablar una conexión objetiva entre ambas categorías.

En el centro de arte digital de Atelier des Lumières, iniciamos con Vincet Van Gogh, en donde observamos una de sus obras más representativas La noche estrellada (1889). Según algunos investigadores la obra se refiere a la vista de Saint-Rémy-de-Provence a la que Van Gogh tenía acceso desde la ventana del asilo de Saint-Paul-de-Mausole en Arlés, donde estuvo recluido entre 1889 y 1890. Stephen F. Eisenman en el libro Historia crítica del arte del siglo XIX, señala que los objetos que representa Van Gogh en el lienzo son también expresión de un imaginario anticapitalista romántico: Lúgubres cipreses, campanarios de iglesia, viviendas de campesinos con los hogares encendidos, colinas y estrellas y planetas. De hecho, Eisenman agrega que: “La obra es en parte un ensueño sobre un futuro utópico basado en la imaginada integridad social de un pasado más sencillo”.

Las estrellas representan la belleza de la galaxia, pero a su vez están rodeadas de tonalidades de obscuridad, profundidad y distancia. La obscuridad siempre ha sido un referente de lo siniestro, Freud desarrolla la idea desde el punto de vista conceptual expresando que siniestro es “unheimlich,” que significa lo que no proviene de casa, lo que no es familiar. Freud interioriza en preguntar qué podría estar oculto en nosotros que de repente pueda salir a la luz y nos atemorice. Sintetiza en personas, cosas o situaciones tres principales rasgos que determinan lo siniestro:

  • Un individuo siniestro es portador de maleficios y de presagios funestos.
  • Un individuo siniestro, portador de maleficios y presagios funestos para el sujeto, tiene o puede tener el carácter de un doble de él o de algún familiar muy próximo (el padre).
  • La duda de que un ser aparentemente animado sea en efecto viviente; y a la inversa: de que un objeto sin vida esté en alguna forma animado»: figuras de cera, muñecas sabias y autómatas.

La experiencia en el arte puede ser siniestra si vinculamos experiencias negativas, aterradoras, a una experiencia que se asemeje a esas mismas experiencias, es ahí en donde por cuestiones duales el papel de la belleza se invierte, para presentarnos la otra cara que esta unidad a su misma contemplación.

Gustav Klimt brilló por su estilo entre el Simbolismo y el Art Nouveau destacando motivos geométricos y la sensualidad con un exquisito equilibrio entre líneas curvas y rectas. Según algunos especialistas, Klimt buscaba resolver la incógnita metafísica de la existencia humana y el desconcierto del hombre moderno, y al mismo tiempo representar los ciclos vitales de la humanidad: por una parte la vida, y por otra la muerte (nuevamente está de manifiesto esta dualidad inseparable). Si retomamos este ejemplo podemos compararlo con lo bello y lo siniestro, la belleza puede suponer a la vida, mientras que el final con todo el misterio que rodea a la muerte puede ser lo siniestro.

La obra artística explora los límites posibles entre su presentación sensible, bella, y siniestra. Lo bello sin referencia a lo siniestro carece de vitalidad para poder ser llamado como bello. Pasa lo mismo con lo siniestro, existe una belleza en medio de lo siniestro, el arte siempre ha funcionado como un escape de la realidad misma, el punto de partida se da cuando apreciamos de manera consciente lo que provoca en el espectador, y al dejarse llevar por la experiencia de la belleza revelando su condición siniestra.

El artista siempre impregnará en su obra sus emociones, sus percepciones, sus conocimientos, sus vivencias. La manera en la que cada uno puede vivir y contemplar la creación es totalmente subjetiva. El misterio que circunda entre lo bello y lo siniestro, una composición que termina por determinar el estado emocional del individuo, el sentimiento es el contenido del pensamiento frente al estímulo.

Cada elemento o componente de la creación artística es portador de significación, el espectador o receptor es el intérprete de la conjunción de los valores que lo componen. Lo siniestro es inesperado, es como la unión de fuerzas, un choque con lo bello. Lo siniestro es la fuerza que nos enfrenta mientras que lo bello resulta agradable y nos reconforta, ya lo expresaba Eugenio Trías en su frase; “Lo Siniestro constituye condición y límite de lo Bello: debe estar presente bajo forma de ausencia, debe ser velado. No puede ser desvelado.”