Tríada Primate

La plataforma DEFINITIVA de Humanidades

La magia de Neil Gaiman | F es de Fantástico #03

F es de Fantástico #03, una columna de J. R. Spinoza


El autor inglés se ha convertido en uno de los más aclamados escritores a nivel mundial. Decidir entre lo mejor de su obra puede resultar difícil. Por un lado está American Gods, que ganó el premio Bram Stoker de novela en 2001 y el premio Hugo al año siguiente. Además de inspirar la famosa serie Supernatural e incluso (recientemente) la serie homónima (American Gods) de Amazon. Después está Coraline, novela juvenil adaptada a la pantalla grande por el estudio de animación Laika. La novela ganó también el premio Hugo en 2003 y el Bram Stoker (categoría de novela juvenil) en el mismo año. Por último, podría decirse también que lo mejor de Gaiman es The Sandman. Considerado por la revista IGN como una de las mejores 25 novelas gráficas de todos los tiempos.

Hablemos primero de American Gods, novela de 560 páginas, publicada en español por Roca Editorial. Un viaje en carretera por Estados Unidos, un hombre que sale de prisión al mismo tiempo que pierde a su esposa, y dioses. Dioses antiguos (Odín, Tot, Anansi) y dioses nuevos, como el “dios del internet”, “dios de los medios”, “de la globalización”; adoramos otras cosas que en antaño. “De la abundancia del corazón, habla la boca”, dice la Biblia. Algunos dioses son eternos, otros mueren y son remplazados. La cresta de la ola.

Coraline comienza con una mudanza. Una casa de tres pisos, donde viven entre vecinos excéntricos. Dos artistas de antaño en la planta baja. Solteronas, aunque posiblemente pareja (el libro no lo deja muy claro). Y un antiguo cirquero soviético, que entrena ratones en el tercer piso. A Coraline le encanta explorar, cierto día descubre una pequeña puerta, que la lleva a un mundo idéntico a la casa donde vive, con unos padres más divertidos y que le prestan más atención que los suyos. Sólo existe una condición para quedarse: dejar que le cosan botones en los ojos. En esta novela juvenil, vemos como Giaman juega con el temor de la suplantación (¿y si mis padres no fueran realmente quiénes dicen ser?). También hace énfasis en que los monstruos pueden ser vencidos, aun por una niña.

The Sandman arranca en Preludios y Nocturnos cuando Morfeo, el dios del sueño se libera del encierro en el que lo pusieron una orden de brujos que intentaba encadenar a la muerte (hermana del dios del sueño). Morfeo debe recuperar sus herramientas mágicas: la bolsa de arena, su yelmo (fabricado con la cabeza de un antiguo dios) y el rubí mágico. Lo que lo llevará a visitar a John Constantine, así como bajar al infierno y ganarle una apuesta a un demonio. Este es mi favorito (el cómic número 4 de Preludios y Norcturnos): después de vencer al demonio, Lucifer y el triunvirato que reina en el infierno, le impide marcharse. Las huestes demoníacas que se cuentan en miles están rodeándole. En ese momento Lucifer le dice: “Mira a tu alrededor, Morfeo. El millón de señores del infierno te rodean, ¿por qué deberíamos dejarte marchar? Con o sin yelmo, no tienes poder aquí… ¿qué poder tiene sueño en el infierno?” y lo que el dios le contesta es una verdadera maravilla. Pero no les quitaré el privilegio de leerlo. The Sandman es el sueño en el sentido amplio de la palabra. Y Gaiman lo llena de magia en cada número.