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One Piece: El dilema en la bandera de la libertad (Parte 1) | Versailles Anime #18

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Versailles Anime #18, una columna de Francisco Maldonado



Esta columna contiene SPOILERS del manga y el anime de One Piece. Si no has visto el anime o leído el manga y no tienes problema en sumergirte, entonces bienvenido y bienvenida.

¿Tal vez recuerdan la razón por la que Luffy busca ser el rey de los piratas? La verdad es que él nos lo deja bastante claro en un par de viñetas, más específicamente cuando habla con Rayliegh en el Archipiélago Sabaody, y es que Goldie Roger fue la persona más libre del mundo. La idea del mar como representación del amor a la libertad está presente desde el primer capítulo de la obra, cuando los integrantes de la banda del pelirrojo le dicen a Luffy que el mar es tan amplio y profundo que puedes ir a cualquier lugar a buscar aventuras. Nada es mejor que la libertad. Y es que One Piece puede ser sin problemas una historia de amor. Oda nos dice que los Mugiwaras están enamorados, pero lo están de la aventura. Y es que el significado del romance que tiene esta obra no es necesariamente el que dentro de la contemporaneidad todos conocemos. Aquí hablamos del romance de la edad media, del atribuido a la poesía y a los cánticos, hablamos de poemas épicos que fueron concebidos para ser cantados o recitados al son de un instrumento, todo esto para representar un sinfín de aventuras fantásticas y maravillosas. Y creo que, de una manera muy graciosa, esa es la razón de la gran obsesión que tiene Luffy desde los primeros capítulos, con conseguir un músico para su tripulación, y más ahora que sabemos que el músico que consigue es inmortal.

El mar como escenario principal de su obra es una idea brillante, a la vez que habla muy bien de cómo está construido su mundo y de la gran cantidad de simbolismos que lo componen. Es esa carga interminable de misterio y emoción que trasciende cualquier atisbo de cotidianidad. Nos entrega una obra romántica en su máxima expresión. Y qué mejor lugar para hablarnos de sueños y libertad, que el lugar más romántico de todos, el mar. Un lugar tan basto y desconocido que te brinda una infinita cantidad de posibilidades. Un lugar completamente desconocido, nunca sabremos cual es el próximo destino, cómo será la próxima isla y qué tan pintoresca cultura nos encontraremos. Ya en el primer capítulo Oda nos advierte que el mar tal vez sea la máxima expresión de libertad, pero también es impredecible y sumamente peligroso. En el momento que zarpas, debes estar listo para tirar por la borda tu apego por la vida, porque no hay tal cosa como una aventura sin riesgos. Aquellos que triunfen serán aquellos que pongan sus sueños por delante de su vida, con la suficiente convicción para lanzarse a lo desconocido. Y creo que son dos las escenas que más representan esto. La primera, cuando Luffy defiende la bandera del Doctor Hiriluk. Y la segunda, que para mí es uno de los momentos más impactantes de toda la obra, cuando se nos muestra intacta la espalda de Barba Blanca. Quienes no conocen el significando de una bandera, no son personas dignas para surcar los mares. Porque las banderas son un símbolo de fe, son una representación de nuestros ideales y nuestros sueños. Siendo estos mucho más importantes que nuestra propia vida, la voluntad plasmada en nuestra bandera seguirá intacta aún cuando dejemos el mundo terrenal.

Desde los primero capítulos se ha resaltado muchísimo este concepto, Luffy respeta mucho los sueños de las personas y respeta aún más a quienes persiguen sus sueños sin titubear. Cuando conoció a Koby por primera vez, no le cayó bien. Era una persona que se autolimitaba muchísimo, vivía en constante miedo y no hacía nada más que criticar y sobreanalizar todas sus acciones. Creaba excusas para no seguir sus sueños y trataba a Luffy como un loco. El desarrollo de Koby está hecho para que nosotros como lectores nos proyectemos en él. Esta es la expectativa de Oda para que tú, como lector, dejes de autolimitarte y emprendas el viaje junto con Luffy, en busca de tus sueños. El momento en que Luffy pone a prueba a Koby fue también el momento en que se convirtieron en amigos. Ese fue el momento en que Luffy lo ayudó a liberarse de sus ataduras, a romper sus cadenas, el instante en que Koby fue libre. La idea de lanzarse al mar con un símbolo que te represente significa mostrarle al mundo los ideales que te respaldan, enseñarle a todos quién eres y qué buscas. Es plantarle la cara al mar y demostrarle que no le tienes miedo, que no existen los límites para ti y que irás en busca de tus sueños, cueste lo que cueste. Y si resulta que la muerte te alcanza antes de conseguirlos, al menos lo intentas y no te arrepientes por haberlo hecho. Ya que una vida persiguiendo sueños es la más digna de todas.

Gracias al mar, avanzar se convierte en sí mismo en una tarea bastante compleja, ya que el océano presenta dificultades, desafíos, tormentas, reyes marinos, niebla, hambrunas, monstruos, asaltos de otros piratas, etc. La aventura no solo está en la isla de turno, también está en el mar. Y es que ese viaje a la próxima isla es lo que representa la esencia de One Piece, que a su vez es el aspecto favorito de muchos en esta serie. Las aventuras en el mar tienden a ser los momentos más cálidos y divertidos. Las situaciones serias y dramáticas que se viven en las islas, se vuelven las más románticas y lo que la gente más espera al final de cada saga, lo que más se espera de la tripulación, el ver a Luffy, Chopper y Usopp tonteando en el barco, durmiendo o peleando con Sanji, estos momentos hacen que el barco deje de ser un mero vehículo y se convierta en un hogar. Es que el mar representa nuestros sueños y cuanto estamos dispuestos a arriesgar por ellos; pero el barco representa nuestra unión con quienes nos acompañan en esa aventura, porque cada uno tendrá sueños distintos, pero estamos juntos en el camino a conseguirlos, la bandera cobija a todos porque nos representa a todos.

En su libro titulado Leviatán, Thomas Hobbes nos dice que el estado es un fenómeno artificial, que hay ciertas condiciones previas a su existencia, las mismas que posibilitan su creación. Esas existen en lo que los teóricos del contrato social llaman el Estado de Naturaleza. Desde un punto de vista lógico, Hobbs comenta que, en el Estado de Naturaleza, los hombres se encuentran en condiciones de igualdad con respecto a la competencia entre sí, algunos son más grandes y fuertes, pero otros son más listos e ingeniosos. Ambos polos se cancelan mutuamente, y esto es importante, ya que, si el más fuerte físicamente siempre ganara, existiría una simple relación de dominación de este con respecto a los más débiles. Pero vayamos a lo que nos importa, esta igualdad entre los humanos lleva a un conflicto, si las dos personas desean lo mismo, efectivamente se convierten en enemigos y seguramente tratarían de eliminar la amenaza. Las causas de este conflicto son tres: competencia, desconfianza y gloria.

Según Hobbs, la primera de estas causas impulsa a los hombres a atacarse para alcanzar un beneficio. La segunda, para ganar seguridad y la tercera, para obtener reputación. Durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que los atemorice a todos (leer 1984), se hallan en lo que se denomina condición de guerra. Todos contra todos, sin leyes ni autoridad, es decir, habría un caos incontrolable. Esto vuelve necesario un estado civil, en el caso de la obra, una monarquía. Esto es importante porque representa toda la condición social y política por la que pasa la historia de One Piece, y Oda nos muestra esto con unas sorprendentes líneas de diálogo presentadas en una sola y épica viñeta. Tienes por un lado a Barba Negra, quien representaría todo lo malo de la libertad, la competencia, la desconfianza, la gloria y el hedonismo en estado puro. Por otro lado, tenemos a Akainu, un perro del estado monárquico y totalitario, con su justicia totalmente extremista que sofoca a los civiles y aniquila a quien se le oponga. Representando así, lo malo del absolutismo que propone Hobbs. Esta es la disyuntiva de la libertad, por un lado está el dejar que las personas hagan lo que quieran, que sigan sus propios ideales y voluntades. Mientras que en la otra orilla tenemos la necesidad de controlar a todos con el fin de preservar la paz.

Continúa la próxima semana…